La diabetes mellitus es una de las principales causas de muerte en México, esta enfermedad tiene consecuencias preocupantes si no se detecta a tiempo. La retinopatía diabética es una enfermedad directamente ligada a la diabetes que ataca al 40 por ciento de los pacientes diagnosticados con ella, cuyos síntomas son silenciosos y sus consecuencias podrían ser pérdida severa de la visión o ceguera de por vida.
En entrevista exclusiva para EL MÉDICO INTERACTIVO MÉXICO el doctor Patricio José Rodríguez Valdés, retinólogo y profesor en el Instituto de Oftalmología y Ciencias Visuales del Hospital Zambrano Hellion, en la ciudad de Monterrey, compartió información valiosa sobre la retinopatía diabética (RD) en tanto a su detección, tratamiento y cuidados.
La retinopatía diabética es una enfermedad en la que se observa una proliferación o crecimiento de pequeñas venas en el tejido ocular que puede provocar visón baja, pérdida severa de visión y en etapas avanzadas, ceguera. No existe un solo factor que provoque la RD, sin embargo el cuidado de los niveles de glucosa es la única recomendación que podría ayudar a retrasar su aparición.
Una vez que el paciente ha sido diagnosticado con diabetes es necesario iniciar con estudios visuales tales como la dilatación de pupila, exploración oftalmológica completa y tomografía óptica, ya que es posible que al momento del diagnóstico, el paciente ya esté en alguna de las siete etapas de la RD.
El doctor Patricio Rodríguez comentó que la prevalencia de la RD en pacientes con diabetes tipo 1 es del 70 por ciento cuya actividad comienza a partir de los 5 años de padecer diabetes, desafortunadamente es poco común que se conozca la edad de aparición por eso la importancia de un diagnóstico temprano; en los pacientes con diabetes tipo 2, la prevalencia es del 90 por ciento a partir de 20 años de ser diabéticos, aunque en ambos casos puede aparecer antes o después.
La RD consta de siete etapas en las cuales es importante mantener la vigilancia oftalmológica constante pues las primeras cuatro etapas son silenciosas ya que no presentan proliferación. A partir de la quinta etapa se comienzan a observar venas nuevas algunas veces sin hacer daño, en la sexta y séptima etapa el paciente alcanza a observar algo parecido a 'cabellitos', en esta etapa es necesario realizar una vitrectomía, cirugía que se encarga de retirar el tejido proliferativo.
Los tratamientos comienzan con fotocoagulación laser, en promedio un paciente necesita entre dos y cuatro sesiones para controlar la enfermedad; los nuevos tratamientos consisten en inyecciones intraoculares y han tenido una respuesta lenta, pero sin efectos secundarios, al contrario del láser que puede provocar una reducción mínima de la visión periférica, sin embargo, el Dr. Rodríguez, asegura que se puede actuar con ambos tratamientos, dependiendo de las necesidades de cada paciente.