El AB21 es un producto que combina diferentes cepas de probióticos. Contienen la cepa
L. Plantarum KABP33, que es la clave del producto, ya que sobreexpresa una proteína específica denominada plnG o reconocedora de antígenos y la produce en cantidades superiores a todos los demás
plantarum.
Con una dosis de dos o más de dos por 10 a las nueva unidades formadoras de colonias, ha demostrado que, en sujetos con SARS-Cov2 y COVID-19 leve, reduce la gravedad de la infección respiratoria, según explica el Dr. Pedro Gutiérrez-Castrellón, del
Hospital General Dr. Manuel Gea González, Ciudad de México. El Dr. Gutiérrez-Castrellón ha participado en el
I Congreso de la Sociedad Iberoamericana de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SIAMPyP), que se ha celebrado de forma conjunta con el XII WORKSHOP de la Sociedad Española de Microbiota, Probióticos y Prebióticos (SEMiPyP), en Madrid.
En este sentido, el Dr. Jordi Espadaler, director de Innovación de AB-BIOTICS, también ponente en la citada reunión científica, recuerda que es muy importante entender que el mecanismo de acción de AB21 no es algo específico únicamente para la COVID-19. “Esta mezcla de cepas probióticas, cuatro cepas seleccionadas específicamente por su mecanismo de acción, lo que hacen es estimular al sistema inmune. Ese mecanismo de acción es básico para otro tipo de virus respiratorios, de modo que se produce la misma cadena de eventos. Es decir, el probiótico llega al intestino, allí interactúa con el sistema inmune y lo activa”.
[Ver videoentrevista completa del Dr. Jordi Espadaler y del Dr. Gutiérrez-Castrellón en el final de la noticia]
Sistema inmune en el intestino
Una vez que se han activado esas células del sistema inmune, que se encuentran en el intestino, empiezan a circular por todo el cuerpo, donde son capaces de reconocer los patógenos que están en el pulmón y producir anticuerpos.
Este proceso se ha visto en el estudio que han realizado ambos investigadores y es la clave para reducir la duración de los síntomas, su intensidad y la carga viral de los pacientes con COVID-19 leve.
Además, tal y como señala el Dr. Gutiérrez-Castrellón, desde el punto de vista de inmunidad, los perfiles de las inmunoglobulinas IgG e IgM, que miden cómo el individuo va mejorando su sistema inmunológico, también se cambian de manera muy importante. De esta forma, “se demuestra que AB21, una combinación de probióticos en una dosis específica, con una evidencia previa en otro tipo de infecciones respiratorias, puede ser un coadyuvante muy importante en el tratamiento de sujetos con COVID-19 leve y ambulatorios”, apunta el investigador mexicano.
Administración
Cuanto antes se administren los probióticos, antes se obtienen beneficios, pero “no hay que pensar que todos los probióticos, cualquier probiótico, sirve para lo mismo”, destaca el Dr. Gutiérrez-Castrellón. “Hemos visto el impacto que tienen algunas cepas probióticas, como AB21, a nivel de la inmunidad cuando son administradas en el intestino, ya que pueden mejorar la respuesta inmunitaria con la producción de sustancias con propiedades de antibióticos naturales”, añade.
El Dr. Jordi Espadaler coincide con su colega al afirmar que es importante tener claro que
un probiótico siempre va a ser un poco más lento en su forma de actuación que un medicamento. “Estamos acostumbrados al efecto de, por ejemplo, el paracetamol, que me lo tomo y en media hora se me va el dolor de cabeza”. Pero un probiótico nunca va a ser tan rápido. Tiene un efecto biológico que necesita más tiempo. Y como necesita más tiempo, es importante administrarlo cuanto antes. Un factor que hay que tener en cuenta es que necesita su tiempo para hacer efecto. Por lo tanto, “cuanto antes se administre para infecciones respiratorias o para infecciones digestivas, siempre es mejor”.
Raíz del problema
En opinión del Dr. Espadaler, la ventaja de los
probióticos frente a otros medicamentos es que van a la raíz, no tratan únicamente los síntomas, sino que realmente están reduciendo la carga viral y estimulando el sistema inmune.
Tras estas consideraciones, el Dr. Gutiérrez-Castrellón afirma que van a estudiar el papel pivotal que pueden jugar este tipo de intervenciones y reducir, al mismo tiempo, el uso tan indiscriminado que hay de antibióticos.
Cepa clave
El Dr. Jordi Espadaler sugiere que hay que pensar que
el intestino es como la universidad del sistema inmunitario, donde se prepara para trabajar. Los linfocitos maduran en la médula ósea y luego circulan por el intestino; que es el lugar del cuerpo donde entran en contacto con las sustancias extrañas cada día.
El sistema inmune en el intestino está continuamente en contacto con organismos extraños, donde se entrena para reconocer lo que es bueno y lo que es malo para el organismo.
Según se ha podido constatar en ensayos clínicos,
L. Plantarum KABP 33 lo que hace es activar el sistema inmunitario, aprovechando ese momento en el que las células del sistema inmune están en el intestino entrenándose para reconocer los agentes que son patógenos de los no patógenos. Ahí se activa una señal, que sería como un despertador. “Ese es el efecto que luego se traduce en un sistema inmune más activo que va a reaccionar más deprisa contra el virus SARS-Cov2”, puntualiza el investigador.
Ver videoentrevista del Dr. Jordi Espadaler, director de Innovación de AB-BIOTICS, y el Dr. Pedro Gutiérrez-Castrellón, pediatra. Hospital General Dr. Manuel Gea González. Sec. Salud México: