El abordaje del dolor basal es clave para controlar de forma adecuada el dolor irruptivo oncológico. Es necesario ajustar el tratamiento para evitar los picos de dolor. Muchas veces los pacientes destacan estos momentos álgidos como los únicos en los que sufren, por comparación, pero no significa que no tengan dolor basal.
En general,
primero hay que controlar el dolor basal antes de abordar el irruptivo. En algunos casos se puede intentar controlar ambos tipos de manera simultánea, y pautar tratamiento desde el inicio.
Para el control basal se usan diferentes formulaciones y principios activos a los que luego se añade un fentanilo rápido. Un buen control de los picos de dolor lleva a un menor uso de mórficos para el dolor basal.
Dolor cero
El objetivo de conseguir el ‘dolor cero’ no se plantea, sino que se habla de un equilibrio entre los posibles efectos secundarios y un control que permita
mejorar la calidad de vida. Definir los objetivos al inicio es fundamental para llegar a una mejor satisfacción del paciente. De hecho, intentar conseguir un ‘dolor cero’ puede llevar a un exceso de mórfico, con los consiguientes efectos secundarios.
Para gestionar de forma adecuada el control del dolor, se baraja la posibilidad de reducir el síntoma un 30 o un 50 por ciento, bajando de 2 en 2 puntos en la escala visual analógica (EVA).
El objetivo es conseguir un equilibro entre el dolor y la funcionalidad del paciente. Una bajada de dos puntos en la escala EVA, tras el inicio del tratamiento, de una consulta a otra se puede considerar un éxito.
Aparte de las escalas EVA o Karnofsky, también se utiliza la encuesta personal con el paciente para valorar
su calidad de vida y su funcionalidad. Así, se tienen en cuenta aspectos como el sueño, la alimentación o el movimiento.
Igualmente, se debe
valorar el historial y el comportamiento del paciente durante la consulta. También el componente psicológico puede afectar a la valoración del dolor y su puntuación en la escala EVA, así como las circunstancias del momento. Por ejemplo, si está pendiente de recibir quimioterapia, tiende a infravalorar el dolor por si se retrasa o se anula el tratamiento.
Otro factor destacable es que reducir el dolor supone que el paciente pueda llevar una vida lo más normal posible. El dolor suele ser un ‘recordatorio’ constante de la enfermedad, por lo que su alivio permite al paciente ‘olvidarse’ del cáncer.
La forma galénica
El médico también se enfrenta a otra cuestión en cuanto a la forma galénica, ya que puede valorar las preferencias del paciente para este tipo de dolor. O bien utilizar la forma que el profesional considera más adecuada para cada paciente.
En este sentido, deben tenerse en cuenta
las preferencias de cada persona, así como sus circunstancias. Grosso modo, un 40 por ciento de los pacientes puede elegir qué formulación prefiere dentro de un abanico acotado; por ejemplo, los intranasales no entran en ese abanico.
Tampoco tienen la posibilidad de elegir la forma galénica los pacientes con historial de abusos, trastorno por juego de apuestas o fumadores. En estos casos, los intranasales pueden estar contraindicados, por lo que el médico elige la vía de administración. Por el contrario, sí pueden elegir entre los diferentes opioides de liberación inmediata (ROO) orales (sublingual,
stick, etc.).
En cualquier caso,
hay que tener en cuenta la historia clínica, el ambiente familiar y las características del paciente. La presencia de mucositis, la necesidad de dosis variables, las diferentes vías de administración, así como la posología. También la duración son elementos fundamentales a la hora de elegir el tratamiento.
Eficacia de las formulaciones de liberación inmediata
Todas las formulaciones y todos los ROO tienen una eficacia similar, ya que consiguen el mismo nivel analgésico. Lo que varía es la rapidez en el control de dolor intranasal, aunque tiene un uso muy acotado.
Los sticks son menos controlables a la hora de controlar el dolor, ya que
su eficacia y rapidez depende del uso por parte del paciente. Necesitan de un aprendizaje para un uso correcto, mientras que las demás formulaciones no dependen tanto del usuario. Por tanto, siempre es beneficioso individualizar el tratamiento.