Los problemas para acceder a los nuevos fármacos suelen empezar en la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, siguen en las comunidades autónomas y continúan hasta los hospitales. Y es que un paciente puede recibir un fármaco en una Comunidad determinada y no en otra. Situación similar se puede dar con respecto a los centros sanitarios, tal y como explica Antonio Matías Urrea Andrés, quien añade que el principal obstáculo está en el Ministerio de Sanidad. Por ejemplo, 'los médicos tienen claro que el Sintrom sigue siendo el rey en los anticoagulados y esta situación es así por culpa de la crisis y de las restricciones presupuestarias', comenta el especialista.
Para Antonio Morillas Fernández, la incorporación del nuevo arsenal terapéutico suele ser rápida siempre que haya una evidencia científica favorable en cuanto a términos de morbimortalidad. No obstante, puntualiza que el proceso de acceso a los nuevos fármacos depende de su indicación, del potencial nicho y de la presentación en cuanto a la dosificación para adaptarlo a los pacientes reales.
Periodo de incorporación
En esta misma línea se manifiesta José María García Izquierdo, quien detalla que los nuevos fármacos se incorporan en un periodo que oscila entre los seis meses y el año. No obstante, existen diferencias entre comunidades debido a los limites de prescripción de cada una de ella. El proceso de implantación suele ser lento debido a las reticencias por parte de algunas instancias.
No obstante, si el fármaco es útil para la mejora del cuadro clínico que presenta el paciente se puede introducir en la prescripción rápidamente, tal y como asegura José Mesa García, quien puntualiza que en Canarias, si el fármaco en cuestión no requiere visado no hay problemas para la prescripción, aunque ésta sí que afecta a los incentivos anuales de los facultativos.
Por el contrario, hay otras comunidades autónomas que no permiten su prescripción, centrándose la dispensación de fármacos en genéricos.
Pasos previos
Según Helena Brufau Redondo, la primera medida terapéutica antes un paciente con hiperlipemia debe ser la disminución de las concentraciones plasmáticas de lípidos mediante la modificación del estilo de vida, especialmente con la dieta y la actividad física. Y es que el grado de actividad física mantiene una relación gradual con el estado de salud. Así, si se practica deporte de forma rutinaria, habrá un menor riesgo cardiovascular.
Por este motivo, la programación de una rutina de actividad física requiere la valoración de la condición física y médica del paciente, donde no se puede olvidar la actitud psicológica y la previsión de los posibles impedimentos para cumplir el programa de actividad prescrito.