La
adherencia terapéutica puede definirse como la medida en que el paciente asume las nomas o consejos dados por el profesional sanitario, tanto desde el punto de vista de hábitos o estilo de vida como del tratamiento farmacológico.
La
falta de adherencia se sitúa entre el 30 y el 51 % en los pacientes con DM tipo 2 tratados con antidiabéticos orales y de cerca del 25 % en pacientes insulinizados.
Se considera
mala adherencia no tomar dosis correctas, no respetar intervalos entre ellas, olvidar alguna toma o suspender el tratamiento antes del tiempo recomendado.
La
adherencia terapéutica es fundamental para el éxito del tratamiento, teniendo un impacto importante en el
control glucémico y en los resultados clínicos. Las personas con buena adherencia presentan mejores cifras de HbA1c, menor riesgo de ingresos hospitalarios, menor mortalidad y menor gasto sanitario total.
Relación estrecha
De hecho, se ha relacionado una
adherencia terapéutica >80 % con una reducción del 29 % del riesgo de hospitalización por cualquier causa. Del mismo modo, un aumento de la adherencia al tratamiento del 10 % se ha relacionado con una reducción del 0,1 % en la HbA1c.
La escasa adherencia se relaciona además con la
inercia terapéutica, de manera que los pacientes con menor tasa de cumplimiento tienen más probabilidades de que su tratamiento se intensifique en los siguientes 12 meses, tras no lograr un
control metabólico adecuado. Esto influye en la aparición de
complicaciones microvasculares y macrovasculares.
Mejorar la adherencia
Existen diversas estrategias diseñadas para la mejora de la
adherencia terapéutica. Entre las técnicas destacan las dirigidas a
simplificar el régimen de prescripción, reduciendo el número de dosis diarias, con la utilización de formulaciones de liberación controlada, o reduciendo el número de fármacos diferentes utilizando, por ejemplo, fármacos en
combinación a dosis fijas.
Los
sistemas personalizados de dosificación o el tratamiento con observación directa, mediante la intervención de una tercera persona que observa directamente la toma de la medicación son buenas opciones para mejorar la
adherencia. A esto se le puede sumar el uso de aplicaciones específicas para el móvil.
Que el paciente tenga mayor conocimiento de su enfermedad es un factor importante para reforzar la adherencia, al igual que contar con el apoyo familiar.
Insulinización
La
insulinización se aplica en el momento del diagnóstico o en el seguimiento de la
diabetes mellitus en adultos, adolescentes y niños a partir de 6 años.
Según las guías de práctica clínica, la
insulinización debe iniciarse cuando la modificación del estilo de vida y los
antidiabéticos no insulínicos no consigue alcanzar los objetivos requeridos.
Se comenzará administrando vía subcutánea una dosis de insulina basal al día, empezando por 10 UI y ajustando su dosis cada 3 días hasta conseguir una glucemia en ayunas por debajo de 130 mg/dl.
Pauta de insulina glargina
Se debe inyectar la
insulina glargina una vez al día, a la misma hora todos los días. La
insulina glargina es de liberación lenta (18-24h) y su inicio de acción es de 1 a 2 horas, alcanzando su efecto máximo a las 5 horas de la aplicación.
La dosis de
insulina glargina se establece según el peso del paciente y si se trata de un diabético tipo 1 o tipo 2. Generalmente, no se debería superar la dosis de 80 UI al día.
En cuanto a las dosis de inicio, se establecen 0,2 UI por kilo de peso y día (0,1 en ancianos frágiles) o 10UI.
Ajuste individual
El ajuste de la
insulina glargina debe hacerse de forma individual. Cada 3 días se realiza el ajuste de dosis en función de las
glucemias basales. Esto lo medirá el paciente con los autocontroles. Se aumentará la dosis inicial de insulina en 2 UI (o hasta en 4UI si presenta valores muy alterados) cada tres días hasta lograr que la glucemia en ayunas sea inferior al objetivo fijado.
Presentaciones
En la insulina glargina 100U/ml, cada ml contiene 100 unidades de
insulina glargina, cada vial contiene 5ml de solución inyectable y cada pluma contiene 3ml de solución inyectable, que equivalen a 300 unidades de insulina glargina. La
insulina glargina de 100 UI/ml se presenta en pluma precargada. Esta pluma administra insulina en incrementos de una unidad hasta un máximo de 80 unidades de dosis única.
Es necesario diferenciar entre la
insulina glargina de 100 unidades/ml y la insulina glargina de 300 unidades/ml. Si se quiere cambiar de la de 300 a la de 100 es necesario disminuir la dosis en un 20 % para reducir el riesgo de hipoglucemia.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Atención Primaria Abraham Emilio Castillo Rodríguez y Luis Fernández-Pacheco Corchado, del CEDT Tarancón, y los geriatras Rubén Ángel Cardeñosa López y Luis Alfonso Urquijo Hieyte y el especialista en Medicina General Mikel Celaya Barral, de Bilbao.