Se trata de una preocupación creciente, ya que esta es la segunda causa de consulta en Atención Primaria (AP), con más de un 50 por ciento de consultas relacionadas.
19 de octubre 2023. 12:15 pm
El Grupo de Trabajo de Dolor Crónico Persistente de la semFYC acaba de publicar un trabajo sobre el abordaje del dolor ersistente no oncológico que se practica en Atención Primaria. Así, tal y como se publica en la revista AMF de la semFYC: “en el…
El Grupo de Trabajo de Dolor Crónico Persistente de la semFYC acaba de publicar un trabajo sobre el abordaje del dolor ersistente no oncológico que se practica en Atención Primaria. Así, tal y como se publica en la
revista AMF de la
semFYC: “en el abordaje del Dolor Persistente No Oncológico se da una importante
brecha entre las recomendaciones de las guías de práctica clínica basadas en el avance de la neurociencia del dolor y la práctica clínica asistencial, algo que supone una creciente preocupación”.
Esta brecha entre las recomendaciones es alarmante, ya que la incidencia del Dolor Persistente No Oncológico se sitúa entre un 11 y un 17 por ciento, y supone la segunda causa de consulta en Atención Primaria (AP), con más de un 50 por ciento de consultas relacionadas.
Abordaje del dolor persistente no oncológico
El artículo refiere, como principal motivo de esta brecha en el abordaje del dolor persistente no oncológico, las
creencias erróneas sobre el dolor. Es decir, sobre las causas, el pronóstico y la efectividad de los tratamientos.
Otra de las causas sería la
falta de formación tanto en los pacientes como en los distintos profesionales sanitarios. No obstante, a día de hoy, la evidencia disponible permite tratar al paciente con olor persistente no oncológico como una persona con dolor, pero con un organismo aceptablemente sano y capaz.
Sin embargo, “el dolor inespecífico (sin lesión correlacionada, equivalente a dolor primario) sigue siendo abordado con una atención centrada en la zona que duele y en las pruebas de imagen; y, cuando las pruebas no aportan datos de lesión, se cuestiona el dolor o se atribuye a una causa psicológica. Del mismo modo, cuando aparecen cambios, se correlaciona el dolor con la alteración, olvidando que la coexistencia no implica correlación causal”, asegura el informe.