En el manejo de los pacientes con trastornos depresivos hay que considerar la presencia de comorbilidades, ya que suelen estar presentes en aproximadamente el 60 por ciento de los pacientes
29 de marzo 2023. 11:00 am
La comorbilidad, en su sentido más amplio, se define como la coocurrencia de más de un trastorno en un mismo paciente. Más específicamente, sería la presencia de uno o más trastornos en relación con un episodio índex, cuando comparten parte de la etiopatogenia. De no…
La comorbilidad, en su sentido más amplio, se define como la coocurrencia de más de un trastorno en un mismo paciente. Más específicamente, sería la presencia de uno o más trastornos en relación con un episodio índex, cuando comparten parte de la etiopatogenia. De no ser compartida, se hablaría de coexistencia.
Se puede diferenciar, además, si esta comorbilidad es de carácter sincrónico, es decir en un momento determinado, o diacrónico, desde el punto de vista de la evolución a lo largo del tiempo.
La depresión presenta una comorbilidad frecuente con otros trastornos mentales, pudiendo llegar a ser hasta en un 60 por ciento de los casos. Esto también se confirma en la experiencia clínica cotidiana. No obstante, habría que señalar la escasa homogeneidad en los estudios, dada la pobre separación en los perfiles clínicos sintomáticos derivados de los criterios del DSM-5, que ha supuesto diversas críticas al mismo a la hora de explicar la comorbilidad como sistema clasificatorio.
Prevalencia
Los trastornos depresivos son uno de los trastornos psiquiátricos más prevalentes y, probablemente, una de las patologías psiquiátricas que más se asocian a otras patologías, tanto psiquiátricas como físicas.
En los trastornos depresivos, la coexistencia de otro trastorno psiquiátrico es habitual. Se estima que alrededor del 60 por ciento de los trastornos depresivos presentan un trastorno psiquiátrico conjunto. La probabilidad de presentar otro trastorno psiquiátrico junto a un trastorno depresivo es mayor cuanto mayor es la gravedad del trastorno depresivo.
Lo más frecuente es que se presente solo un trastorno psiquiátrico concomitante, pero hay pacientes que presentan más de un trastorno psiquiátrico comórbido, aunque en un menor porcentaje, lo que hace más grave el cuadro.
Perfil del paciente
Es importante tener presente algunas características de los pacientes con depresión comórbida. Suelen ser pacientes más jóvenes, fundamentalmente mujeres, con un ratio de mujeres/hombres de 9:1, mucho mayor que en los paciente sin depresión comórbida, en los que el ratio puede llegar a 3:1.
Suelen ser pacientes con antecedentes de episodios depresivos previos, pacientes más graves que suelen presentar ideas suicidas, con una mayor repercusión en su funcionamiento diario. Son pacientes con trastornos depresivos que tienden a la recurrencia, a presentan menor respuesta al tratamiento y, en general, un peor pronóstico.
Trastornos asociados
Entre los trastornos psiquiátricos que suelen presentarse de forma conjunta con los trastornos depresivos caben destacar los trastornos de la esfera ansiosa, sobre todo el trastorno de ansiedad generalizada presente en más del 50 por ciento de los pacientes con trastornos depresivos. Este porcentaje puede llegar hasta el 70 por ciento.
Otros de los trastornos de la esfera ansiosa que se presenta de forma concomitante con los trastornos depresivos son los trastornos de ansiedad social y los trastornos de pánico.
También, la conducta obsesiva-compulsiva puede formar parte del mismo trastorno depresivo, pero habría que distinguirlo del trastorno obsesivo-compulsivo per se, que en muchas ocasiones suele ir acompañado de un trastorno depresivo.
No se pueden dejar pasar por alto los trastornos de conducta alimentarios, fundamentalmente la anorexia nerviosa, y los trastornos por uso de sustancias, sobre todo alcohol, que presentan una alta tasa de comorbilidad con los trastornos depresivos. Muchos pacientes suelen hacer uso de sustancias tóxicas como forma automedicarse.
Pautas a seguir
Ante un trastorno depresivo es importante explorar la personalidad, y si de base existe un trastorno de la personalidad, ya que hay una alta tasa de prevalencia de estos en los trastornos afectivos.
Además, la depresión es un diagnóstico necesario en los trastornos bipolares y esquizoafectivos. En los trastornos por déficit de atención e hiperactividad es frecuente la aparición de síntomas depresivos, generalmente reactivo a la dificultad para entender qué es lo que les sucede, la incomprensión de la sociedad y la dificultad para rendir de forma adecuada en lo que emprendan.
Tratamiento
Las comorbilidades influyen en el tratamiento de la depresión. El hecho de presentar comorbilidades psiquiátricas implica una mayor gravedad clínica de la depresión (las ideas de suicidio son más frecuentes), aumenta el impacto en la funcionalidad y empeora la calidad de vida del paciente.
Estos datos hablan de la importancia de la valoración y el abordaje adecuados del cuadro clínico general del paciente; es decir, no se debe tratar únicamente la depresión, sino también sus comorbilidades.
Los trastornos de ansiedad son una importante causa de incapacidad laboral y pueden retrasar la recuperación de hábitos y rutinas en el paciente con depresión.
El consumo de tóxicos empeora la sintomatología, el pronóstico de su enfermedad y dificulta la recuperación. Diversos estudios han demostrado que el tratamiento de los trastornos por consumo produce una reducción de los síntomas de depresión, lo que sugiere que el tratamiento de esta enfermedad debe incluir la evaluación y el tratamiento de los trastornos por consumo de sustancias.
Elección del antidepresivo
Por eso, a la hora de elegir el fármaco antidepresivo que pueda ser más idóneo al perfil sintomático del paciente hay que considerar si presenta un cuadro comórbido.
En este contexto, no hay que olvidar la posible presencia de interacciones farmacológicas en pacientes polimedicados, ya que es frecuente que, en ocasiones, se confunda el resultado de interacciones farmacológicas con síntomas de otra índole y que mejorarían solo con un cambio de medicación.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Psiquiatría Bárbara Moles Arcos, del Centro de Rehabilitación Psicosocial Santo Cristo de los Milagros, Huesca; Ernesto Ferrer Gómez del Valle, de la Unidad de Salud Mental, del Complexo Hospitalario de Ourense; Francisco Javier Pino Calderón, del equipo de Salud Mental Ciudad Jardín, Badajoz; Alejandro Belmar Simó, del Hospital del Vinalopó, en Elche, Alicante; Patricia Fadón Martin, del Centro de Salud Mental Moratalaz, Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, Joan Aviñó Hsern, del Hospital Universitari Sant Joan D’Alacant; Manuel Villanueva Gallego, de la Unidad de Salud Mental La Laguna, Santa Cruz; Miguel Alfonso Ramos, del Parc Sanitari Sant Joan de Deu, CSMA Cornellà de Llobregat, Barcelona, y Diego Ángel Tessari Loza-Leguizamón, del Parc Sanitari Sant Joan de Déu, Centro de Salud Mental Garraf, Vilanova i la Geltrú, Barcelona.