'Las alternativas terapéuticas equivalentes son, sin duda, una de las medidas más arriesgadas a la hora de respetar el acceso a los medicamentos, sobre todo si se introduce como un instrumento específico de una comunidad autónoma generador de barreras administrativas que no se dan en otras comunidades'. Así lo destacado Ricardo de Lorenzo, presidente de la Asociación Española de Derecho Sanitario, durante la presentación de la Mesa 'Problemas que generan las llamadas alternativas terapéuticas equivalentes', celebrada en el marco del XXII Congreso Nacional de Derecho Sanitario, en Madrid.
En la mesa han participado Humberto Arnés, director general de Farmaindustria; Francisco Zaragozá, catedrático de Farmacología de la Universidad de Alcalá; Cristina Avendaño, presidenta de la Sociedad Española de Farmacología Clínica; Pilar Garrido, presidenta del Consejo Nacional de Especialidades; y Alejandro Toledo, vicepresidente de la Plataforma de Organizaciones de Pacientes.
Durante la sesión, el director general de Farmaindustria ha señalado que 'las denominadas alternativas terapéuticas equivalentes (ATEs) menoscaban el valor del medicamento desincentivando la investigación; asimismo, confunden a los profesionales sanitarios, a los pacientes y a la opinión pública, y provocan cambios de tratamientos sin conocimiento del médico, restringiendo su capacidad prescriptora'.
Asimismo, Arnés ha afirmado que 'es fundamental velar por la sostenibilidad del sistema, sin que esto merme en ningún momento el acceso a la mejor terapia farmacéutica por parte de los pacientes'.
Los expertos reunidos han coincidido en la necesidad de que la equivalencia terapéutica sea demostrada mediante ensayos clínicos diseñados para ello, huyendo, tal como señaló Francisco Zaragozá de 'considerar equivalentes artificialmente a fármacos que por su similitud molecular o clínica pertenezcan al mismo grupo terapéutico'.
Y apuntaron que es preciso tener en cuenta que la declaración de dos fármacos como terapéuticamente equivalentes implica que sus efectos clínicos son idénticos o sus diferencias, irrelevantes, tanto en eficacia como en seguridad.
En este sentido, Cristina Avendaño aseguraba que 'no se pueden confundir las decisiones a nivel poblacional con los criterios a tener en cuenta a nivel individual, ni podemos hablar de equivalencia terapéutica si sólo se tienen en cuenta aspectos económicos'. Quedó patente en la mesa la opinión de los participantes en torno a 'la importancia de ver a la incorporación de la innovación tecnológica como una inversión, no como un gasto', como apuntaba Pilar Garrido.
Esta misma valoración hacía el director general de Farmaindustria, que finalizó asegurando que 'la industria farmacéutica seguirá apostando por la innovación, ya que es la mejor manera de ayudar a la sociedad y a la sostenibilidad y desarrollo del Sistema Nacional de Salud. Estamos abiertos a formas de colaboración que permitan una cobertura amplia y de calidad siendo compatible con un SNS sostenible'.