El profesional sanitario puede atender cada día a unos 18-20 pacientes oncológicos. Dependiendo del tipo de cáncer que tengan, se calcula que aproximadamente entre un 10 y un 15 % tiene
dolor irruptivo oncológico (DIO). Esto sucede, sobre todo, cuando los órganos afectados son la cabeza-cuello y el pulmón.
En concreto, los médicos calculan que cada día ven en su consulta a unos 4-5 personas con DIO. Como se ha dicho, en función del tipo de cáncer que traten, también atienden a más o menos pacientes con dolor.
Edad de los pacientes con DIO
Respecto a la edad de los pacientes atendidos con DIO, el 90 % tiene entre 65 y 80 años. Poseen mayor prevalencia los pacientes que tienen afectada la cabeza, el cuello o el pulmón. En este punto, es necesario identificar el rango de edad más prevalente y poner de manifiesto la seguridad y eficacia de los rescates en grupos de edad avanzada.
Generalmente,
los pacientes confían en el tipo de medicamentos prescritos por su médico, y aseguran no tener miedo. En cuanto a las presentaciones, asocian más el
stick a la intoxicación.
Dosis óptimas más frecuentes
Sabiendo que el DIO es un dolor severo, resulta imprescindible calcular cuáles son las dosis óptimas para controlar este problema. Lo ideal es realizar el control, si es posible, con dosis bajas.
Según los médicos consultados, normalmente el 95 % de los casos se controla con dosis de 100 y 200 ug. Y cabe destacar que
el paciente suele preferir el comprimido, porque le resulta más cómodo y fácil que el stick. Así, hay cierta unanimidad respecto a que la presentación en sublingual óptima es de 200, y la presentación en
stick es la de 400.
Intolerancia o efecto adverso del tratamiento
Los efectos adversos más frecuentes del tratamiento para el DIO son el estreñimiento y las náuseas, pero se manejan bien. Respecto a la posible dependencia a estos fármacos, los médicos aseguran que han visto pocos casos de pacientes con este problema.
En general,
los niveles de adicción son bajos o nulos. El problema de la dependencia no es habitual tampoco con los rescates. Si hay algún problema suele ser en pacientes que toman dosis altas, que suele coincidir con casos de personas con problemas neurológicos, pacientes añosos, con alucinaciones o somnolencia.
Tratamiento del dolor irruptivo oncológico
El tratamiento del dolor irruptivo oncológico debe tener en cuenta la seguridad, la eficacia y la adherencia. Las diferentes formulaciones de liberación inmediata tienen distintas características. En cuanto a la eficacia, existen diferencias leves en la rapidez de acción, ya que
los fentanilos nasales son más rápidos, seguidos de los sublinguales. A continuación, están la tableta bucal y el
stick bucal.
Además de las formulaciones, la diferencia de rapidez de acción puede deberse al ambiente bucal, ya que la sequedad de boca puede hacer que se retrase la absorción en las formas orales. En general, la vía de administración sublingual resulta ser de mayor facilidad de aplicación. Es la más fácil de explicar y, además, tiene buena aceptación por parte del paciente.
Dosis inicial
En el inicio del tratamiento del DIO,
se debe comenzar la terapia con dosis bajas, es decir, iniciar con dosis bajas de 100.
En todo caso, se deben tener en cuenta
las características del paciente, es decir, su implicación emocional, las conductas adictivas o los tratamientos previos. Así como las características del dolor, que puede ser somático, neuropático o visceral.
Número máximo de picos de dolor
Otro valor que se debe tener en cuenta es el número máximo de picos de dolor por día. Ese máximo debe ser cuatro; es decir, si el paciente necesita más de tres rescates se debe valorar aumentar la dosis basal. En ocasiones
el número de picos de dolor considerado como aceptable para el DIO puede llegar a cuatro al día. Si el paciente utiliza más comprimidos se entiende que el tratamiento de base está infradosificado, por lo que debe recalcularse.
El paciente con dolor irruptivo oncológico está mal controlado en muchas ocasiones. A pesar de que existen diversos tratamientos que pueden aliviar el sufrimiento y mejorar su calidad de vida. Por ello, los expertos consideran necesario hacer mayor difusión del uso de opioides en estos casos con un tratamiento controlado.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores
Ana Isabel Vacas Rama,
Ruth Viciana Garrido,
María Luisa Calvo Castillo,
Miriam González de la Peña Bohórquez,
Urbano Anido Herranz,
Jorge José García González,
Patricia Calvo Crespo y
Ana María Carballo Castro.