Una nueva investigación publicada en JNCCN (Journal of the National Comprehensive Cancer Network) por investigadores del Brigham and Women’s Hospital y del Dana-Farber Cancer Institute de Estados Unidos, destaca un enfoque prometedor para aliviar la angustia, mejorar la calidad de vida, mejorar la función física…
Una nueva investigación publicada en JNCCN (Journal of the National Comprehensive Cancer Network) por investigadores del Brigham and Women's Hospital y del Dana-Farber Cancer Institute de Estados Unidos, destaca un enfoque prometedor para aliviar la angustia, mejorar la calidad de vida, mejorar la función física y reducir la fatiga en los pacientes con cánceres de sangre que se someten a un trasplante de células madre hematopoyéticas (TCMH).
El estudio utilizó un ensayo clínico aleatorio para evaluar la viabilidad de un programa de psicología positiva de nueve semanas de duración, impartido por teléfono, llamado Intervención de Afecto Positivo para el Trasplante de Células Madre Hematopoyéticas (PATH), que se diseñó específicamente para las necesidades de esta población. Los hallazgos indican que la intervención PATH es factible y bien recibida por esta población de pacientes, ya que la mayoría de los pacientes (91%) que recibieron la intervención PATH completaron todas las sesiones de intervención y las encontraron fáciles y útiles.
'Que 9 de cada 10 personas completen todas las sesiones es fantástico', explica la investigadora principal Hermioni L. Amonoo del Brigham and Women's Hospital/Dana-Farber Cancer Institute. 'Diseñamos PATH teniendo en cuenta las necesidades de los supervivientes de TCMH. En primer lugar, PATH es accesible para los pacientes, ya que pueden aprender las habilidades y participar en la intervención por teléfono desde cualquier lugar donde se encuentren, eliminando la necesidad de viajar al centro oncológico. En segundo lugar, los pacientes pueden completar los ejercicios semanales según les convenga utilizando el manual PATH, que guía a los pacientes sobre cómo utilizar los ejercicios y las habilidades.
Esto significa que las sesiones telefónicas reales sólo duran entre 15 y 20 minutos, a diferencia de otras psicoterapias bien establecidas, como la terapia cognitivo-conductual, que normalmente duran entre 60 y 90 minutos por sesión.
En tercer lugar, seleccionamos cuidadosamente las sesiones de intervención en función de las actividades que los pacientes pueden realizar de forma segura mientras su sistema inmunológico se recupera después del trasplante. Por ejemplo, a diferencia de otras poblaciones médicas, no incluimos ejercicios que se centran en el servicio comunitario, lo que podría exponer innecesariamente a los pacientes a riesgos'.