Los expertos coinciden en que el diagnóstico de lo que hace falta está más que hecho y que es el momento de afrontar una reforma largamente aplazada
6 de octubre 2020. 11:55 am
El coronavirus ha provocado una sacudida brutal en todo el Sistema Nacional de Salud, pero, como se ha insistido machaconamente en estos meses, los momentos de crisis lo son también de oportunidades. Así que, ¿por qué no aprovechar todo lo que se ha aprendido durante…
El coronavirus ha provocado una sacudida brutal en todo el Sistema Nacional de Salud, pero, como se ha insistido machaconamente en estos meses, los momentos de crisis lo son también de oportunidades. Así que, ¿por qué no aprovechar todo lo que se ha aprendido durante este tiempo para afrontar los cambios en Atención Primaria que históricamente se vienen reclamando? Y es que sobrevuela la sensación de que “hay que acelerar porque es el momento de las reformas: lo están pidiendo los profesionales y los ciudadanos”.
Quien suscribe esta afirmación es Salvador Tranche, presidente de la Sociedad Española de Medicina Familiar y Comunitaria (semFYC), que resumía así un punto en el que coincidía la mayoría de participantes en el foro ‘Una nueva estrategia en Salud Pública. La transformación de la Atención Primaria’, organizado por la Fundación Bamberg dentro de su ciclo de encuentros ‘Conviviendo con el Covid-19’. En este foro se aportaron propuestas para esta reinvención de la Atención Primaria, aunque se destacó que no hay nada nuevo bajo el sol: las fórmulas son las mismas que antes de la pandemia, lo que pone de manifiesto que la cuestión está más que diagnosticada y que lo que toca ahora es actuar.
El mayor reto sanitario de la historia
“Estamos ante el mayor reto sanitario de la historia y no tenemos todas las soluciones”, reconocía el consejero de Sanidad de Galicia, Julio García Comesaña. En la práctica, se han unido un nuevo y gran problema, la COVID-19, con otro ya consolidado, como es el deterioro en los últimos años de los sistemas sanitarios públicos. “Los recortes y la falta de médicos han puesto patas arriba un sistema del que se presumía que era el mejor del mundo, hace falta una reformulación”, se lamentaba Antonio Fernández-Pro, presidente de la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG).
El propio Fernández-Pro ponía sobre la mesa varias aportaciones para avanzar en este cambio: nueva definición de los sistemas asistenciales, máxima coordinación entre niveles, mejora de los sistemas de información, incrementar recursos, plantillas y presupuestos, impulsar un cambio tecnológico… Junto a ello, una cuestión tan elemental como “aumentar la capacidad de resolución de la Atención Primaria”, poniendo todas las pruebas diagnósticas al alcance de los profesionales.
Reducir la burocracia y planificar mejor
Hubo coincidencia plena sobre estos puntos, a los que se fueron sumando otros, como la reducción de las cargas burocráticas que reclamaba Salvador Tranche, y es que según los cálculos de la semFYC “todas las actividades que no aportan valor suponen entre un 25 y un 30 por ciento de las tareas de los profesionales” de Atención Primaria. En esta línea, otros ponentes pidieron que se refuerce el prestigio de los profesionales y que eso tenga su reflejo en un modelo flexible de retribución.
Ante todo, “hace falta planificación, porque en los últimos años se han ido poniendo paños calientes y con la pandemia se han reabierto las heridas”. Este análisis llevaba la firma de José Polo, presidente de la Sociedad Española de Médicos de Atención Primaria (Semergen), quien no obstante admitía que “hay una dejación de funciones de la Atención Primaria en cuanto a Salud Pública: el médico debe liderar esta cuestión, y no dejarla en manos de otros profesionales”. Ya puestos, también hay que aprender a “planificar pandemias, con el coronavirus nos hemos quedado cortos, quizás por la sensación de que con la gripe aviar se exageró”.
“Esta crisis tiene que ser el punto de partida de una verdadera reforma de la Atención Primaria a nivel nacional”, apostillaba Diego Vargas, director general de Asistencia Sanitaria y Resultados en Salud de la Consejería de Salud de Andalucía. Y le secundaba su homólogo en Castilla-La Mancha, José Antonio Ballesteros, quien destacaba algo tan prosaico como que la pandemia ha puesto de manifiesto que no estaban preparadas ni las centralitas de los sistemas sanitarios, que se las han visto y se las han deseado para hacer frente a la sobrecarga de llamadas de los ciudadanos.
Más profesionales y más profesiones
¿Qué otras recetas aportaron los expertos? Dolors Montserrat, portavoz de la Delegación Española del Grupo Popular en el Parlamento Europeo, admitió que “es necesaria una respuesta europea más coordinada y con mayor liderazgo de la Unión Europea”. Por su parte, Luis González, presidente del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid, reivindicaba que en este nuevo modelo hay que contar con los farmacéuticos, “estamos preparados para integrarnos y colaborar de forma efectiva con el resto de profesionales. Somos parte de la solución”.
“No podemos hacer nada sin más profesionales, sin más profesiones y sin más competencias”, un trabajo que “tiene que ser de cogobernanza”, señalaba José Martínez Olmos, profesor de la Escuela Andaluza de Salud Pública, quien instaba a un “fortalecimiento técnico de las instituciones” tanto gubernamentales como autonómicas. Y dos afirmaciones rotundas al hilo de la pandemia: cuando haya discrepancias, “la autoridad superior tiene que ser la del Ministerio de Sanidad”, y el primer paso de lo mucho que hay que mejorar en Salud Pública ya lo tenemos en las conclusiones de la Comisión de Reconstrucción del Congreso.
En definitiva, que hay coincidencia en la necesidad de un cambio y en las herramientas necesarias para ello. La cuestión ahora es ponerse, de una vez por todas, manos a la obra. Y es que, como apuntó el director general de Salud Pública de Murcia, José Carlos Vicente, “debemos tener claro que ya no valen más excusas”.
