El impacto de la pandemia por SARSCoV2 en los servicios asistenciales sanitarios ha supuesto que, por primera vez en dos décadas, la OMS comunicara en su informe anual un aumento de casos y muertes por tuberculosis. Así, se estima que en 2021 a nivel mundial hubo 10,6 millones de nuevos pacientes y 100.000 fallecidos más. En total, fallecieron 1.600.000 personas a causa de la tuberculosis.
El número de casos aumentó un 4,5 por ciento y las muertes un 6,6 por ciento.
En España la situación es satisfactoria, con una i
ncidencia de unos 7,6 casos por 100.000 habitantes al año. Sin embargo, esto no significa que la enfermedad haya desaparecido o que se pueda bajar el nivel de vigilancia. Así lo explica Eva Tabernero, directora del Programa Integrado de Investigación (PII) en Tuberculosis de la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR).
Según la experta, la tuberculosis sigue siendo un problema potencialmente grave, con un tratamiento largo que, además, provoca efectos secundarios. En concreto, en nuestro medio se concentra en poblaciones vulnerables: los ancianos, los inmunosuprimidos y los inmigrantes de países de alta endemia, según Sarai Quirós, coordinadora del área de tuberculosis e infecciones respiratorias de la sociedad científica.
Casos y muertes por tuberculosis
A pesar de la buena evolución de la tuberculosis en nuestro país gracias a los programas de control, existen algunas dificultades que se presentan en la práctica diaria. Por ejemplo, el
desabastecimiento periódico de fármacos antituberculosos esenciales. Además, preocupa el aumento de casos de tuberculosis multirresistente. Para los mismos se dispone, por primera vez este año, de la financiación de alguno de los fármacos considerados actualmente de primera línea, tanto por la OMS como por la Sociedad Española de Neumología y Cirugía Torácica (SEPAR), como es el caso de la bedaquilina. No obstante,
en España no está disponible todavía de rifapentina. “Se trata de un fármaco necesario para las nuevas pautas de tratamientos más cortos y formalmente recomendado por la OMS”, ha señalado la neumóloga Eva Tabernero.
Asimismo, hay que tener presente que el descenso del número de casos y muertes por tuberculosis en nuestro país, hace que
se consulte más tarde y se sospeche menos. Esto conlleva un importante retraso en el diagnóstico y el consiguiente aumento de riesgo de diseminación en la comunidad.