Viernes, 10 de enero de 2025

Área cardiometabólico

En prevención primaria y secundaria es clave conocer los factores de riesgo cardiovascular de cada paciente. Las escalas de riesgo son necesarias para establecerlo y dirigir el tratamiento.

Para conseguir los objetivos marcados por las guías de práctica clínica es importante valorar el riesgo cardiovascular que presenta cada paciente e individualizar el tratamiento en función de sus características personales.

Una de las principales barreras en la prevención secundaria continúa siendo la falta de consecución de los objetivos terapéuticos en colesterol LDL por el infratratamiento. Por eso, hay que insistir en la optimización del tratamiento de las dislipemias.

La simplificación de los regímenes terapéuticos y las terapias en combinación fija mejoran la adherencia en enfermedades crónicas como las dislipemias

En la prevención primaria de los factores de riesgo cardiovascular es clave que el tratamiento farmacológico vaya de la mano de los cambios en el estilo de vida.

En prevención secundaria es importante conseguir los objetivos terapéuticos cuanto antes. La falta de seguimiento o de monitorización hace que un porcentaje nada desdeñable de pacientes no lo consiga.

La pauta combinada de rosuvastatina y ezetimiba consigue reducciones adecuadas de cLDL en pacientes de alto y muy alto riesgo cardiovascular, sin aumentar los efectos secundarios

La insulina glargina biosimilar es un análogo de insulina de acción prolongada que presenta la misma eficacia y seguridad que su producto de referencia

Al iniciar la insulinización en pacientes con diabetes tipo 2 es muy importante la educación diabetológica. Es necesario que la pauta se establezca de forma individual y en función de las características de cada paciente.

Los factores de riesgo cardiovascular mayores e independientes son la hipertensión arterial, la hipercolesterolemia, diabetes mellitus y sobrepeso/obesidad, relacionados con un estilo de vida poco saludable

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