Las investigaciones revelan que los pacientes con VIH tienen un riesgo más elevado de sufrir comorbilidades relacionadas con la propia patología, el tratamiento y la edad. Las más prevalentes son precisamente la enfermedad cardiovascular, el cáncer, la insuficiencia renal, la osteoporosis y los síntomas neurocognitivos….
Las investigaciones revelan que los pacientes con VIH tienen un riesgo más elevado de sufrir comorbilidades relacionadas con la propia patología, el tratamiento y la edad. Las más prevalentes son precisamente la enfermedad cardiovascular, el cáncer, la insuficiencia renal, la osteoporosis y los síntomas neurocognitivos. Es por ello que prevenir la aparición de las comorbilidades y ayudar a conservar la salud a largo plazo debería ser la máxima prioridad a la hora de adoptar decisiones sobre los tratamientos que se les administran.
Esta ha sido una de las principales conclusiones extraídas de la jornada 'Comorbilidades y Paciente VIH' organizada por Gilead Sciences en Alicante. Tal y como se ha explicado en este encuentro, a medida que los pacientes con infección por VIH envejecen, determinadas comorbilidades como la enfermedad cardiovascular, el cáncer, la insuficiencia renal, la osteoporosis y los síntomas neurocognitivos son más prevalentes. Aunque la patogenia de las comorbilidades es muy compleja, los expertos afirman que se deben en parte a la presencia de inflamación sistémica y disfunción del sistema inmune.
En concreto, Sergio Reus, del Hospital General Universitario de Alicante, exponía que “la disfunción del sistema inmune del paciente con infección por VIH se manifiesta de muchas formas, pero una de ellas es la inversión del cociente CD4/CD8, que a su vez se ha relacionado con la progresión de la infección VIH y el desarrollo de comorbilidades. Los INI podrían tener un efecto más beneficioso sobre este cociente que otras familias de fármacos, de igual forma que las terapias triples parecen superiores a otras terapias ahorradoras de fármacos”.
El impacto de fármacos innovadores
Los expertos han concluido que es importante incidir a los pacientes en la importancia de que lleven un estilo de vida saludable, eviten el tabaco, controlen la tensión arterial y el colesterol y el resto de factores de riesgo cardiovascular que pueden evitar muchos eventos vasculares y neoplasias.
Sin embargo, es de especial interés el impacto que han tenido los fármacos innovadores para frenar estas comorbilidades. Estos, además de más eficaces, tienen una menor toxicidad y permiten una mayor adherencia, ya que es necesario un solo comprimido que contiene el régimen antiretroviral completo. En la actualidad, la triple terapia, régimen preferente en todas las guías nacionales e internacionales, es el tratamiento de referencia para el VIH ya que ha mostrado una mayor eficacia y durabilidad en la supresión virológica.
Sobre esta cuestión, Francisco Pasquau, del Hospital Marina Baixa, concluía que “dado que el tratamiento antirretroviral hay que mantenerlo en principio durante toda la vida, es importante elegir fármacos que no presenten toxicidad a corto ni a largo plazo. Casi la mitad de nuestros pacientes VIH presentan ahora más de 50 años y la prevalencia de comorbilidades como la cardiopatía isquémica, los ictus cerebrales, la enfermedad renal, enfermedad ósea, dislipemia y tabaquismo es más alta que la población general. Esta circunstancia está obligando no sólo a elegir fármacos contra el VIH con buen perfil cardiovascular y que no presenten toxicidad renal u ósea sino que, cada vez más, nuestros pacientes son atendidos en las consultas médicas por eventos cardiovasculares, enfermedades metabólicas y neoplasias”