De los tres millones y medios de personas en el mundo que padecerán epilepsia a lo largo de 2012, cerca del 80 por ciento serán menores de 18 años. Lejos de tratarse de una enfermedad incapacitante, las perspectivas de curación son muy elevadas. De hecho, el 70 por ciento de los menores afectados evoluciona favorablemente al tratamiento y lleva una vida normal, al mismo nivel que el resto de niños de su edad. La epilepsia no está motivada por una única causa, sino que puede haber varias razones y éstas varían según la edad del menor. Por ello, es muy importante diagnosticar correctamente cada caso y seleccionar el tratamiento más adecuado a cada paciente. A esta necesidad responde la publicación del Atlas de Epilepsia en la Edad Pediátrica, coordinado por los doctores Francesc X. Sanmartí e Ignacio Málaga y avalado por la Asociación Española de Pediatría (AEP) y la Sociedad Española de Neurología Pediátrica (SENEP). La obra cuenta con la colaboración de UCB Pharma.
Con motivo de su presentación en Madrid, el profesor Serafín Málaga, presidente de la AEP, destaca que 'este manual pretende proporcionar una herramienta de información y formación sobre la atención médica de la epilepsia en el niño y el adolescente'. Con un carácter eminentemente práctico, el Atlas recoge a lo largo de 125 páginas una amplia casuística rigurosamente documentada y ordenada por tramos de edad, desde el periodo neonatal hasta la adolescencia, que permite al especialista recibir información con una etiqueta diagnóstica y participar al mismo tiempo en éste, gracias a la información clínica recogida en la obra y en el DVD que acompaña al volumen.
Por su parte, la presidenta de la SENEP, la doctora María Luz Ruiz-Falcó, subraya la importante labor de los especialistas pediátricos en la detección y atención de las enfermedades neurológicas y, en particular, en la epilepsia infantil, 'ya que a estas edades tiene un difícil manejo y requiere del estudio y control por equipos multidisciplinares. El Atlas es, en este sentido, una herramienta de gran valor para todos los especialistas implicados e interesados en el abordaje epiléptico'.
En los primeros años de vida del niño la epilepsia es más frecuente. 'Los síndromes epilépticos durante el periodo neonatal no tienen buen pronóstico', explica el doctor Francesc X. Sanmartí, jefe de Sección de Neurofisiología Clínica y coordinador de la Unidad de Epilepsia Pediátrica del Servicio de Neuropediatría del Hospital Sant Joan de Déu. Entre 0 y un año se concentra la incidencia más alta, situándose entre 75 y 250 casos por cada 100.000 habitantes; cifra que se mantiene elevada hasta los diez años. 'La Medicina del niño ha mejorado mucho en los últimos años y uno de esos avances han sido las unidades de Neonatología. Se salvan más vidas pero las secuelas derivadas del parto prematuro o traumático a nivel renal, aparato locomotor y neurológico también han aumentado', aclara el doctor Ignacio Málaga, responsable de la Unidad de Neuropediatría del Servicio de Pediatría del Hospital Universitario Central de Asturias.
En los lactantes, los casos de epilepsia son heterogéneos pero, en su mayoría, no tienen un curso favorable y no son fáciles de tratar con medicación. Sin embargo, durante la etapa preescolar y escolar 'tenemos mucha incidencia de epilepsia benignas y la mayoría evolucionan de forma favorable y apenas precisan de medicación'. 'En el preadolescente, adolescente y adulto joven, muchas las epilepsias son benignas, pero igualmente se dan casos con peor pronóstico. Por regla general, el control de la enfermedad se suele alcanzar y en términos generales, no representa ningún obstáculo para el paciente en su día a día'. A medida que el niño va cumpliendo años y se hace mayor, la aparición de crisis epilépticas desciende y se mantiene estable hasta los 50 años. A partir de los 75 años la incidencia es de 111 por cien mil habitantes.
Se estima que más del 70 por ciento de los afectados entre los 0 y los 18 años responde favorablemente a la medicación, de los cuales el 50 por ciento acaba prescindiendo del tratamiento al cabo de un tiempo mientras que la otra mitad precisa de medicación para estar libre de crisis y llevar una vida social normal. No obstante, uno de cada cuatro niños es resistente al tratamiento inicial. 'Se considera que un paciente es refractario al tratamiento si fracasan dos fármacos antiepilépticos adecuados y, por tanto, debe ser enviado a una unidad de epilepsia para estudio prequirúrgico', señala el doctor Sanmartí.