Si esta infravacunación se vuelve cada vez más común puede conducir a un aumento del riesgo de enfermedades prevenibles como tos ferina y sarampión
24 de enero 2013. 3:17 pm
De los más de 300.000 niños nacidos en Estados Unidos entre 2004 y 2008 cerca de la mitad han recibido una vacunación "incompleta" hasta los dos años, en algunos casos porque los padres decidieron renunciar a las recomendaciones de los Centros para la Prevención y…
De los más de 300.000 niños nacidos en Estados Unidos entre 2004 y 2008 cerca de la mitad han recibido una vacunación 'incompleta' hasta los dos años, en algunos casos porque los padres decidieron renunciar a las recomendaciones de los Centros para la Prevención y el Control de Enfermedades (CDC). Así se desprende de los resultados de un estudio publicado en la revista JAMA Pediatrics,
El estudio, elaborado por científicos del centro Kaiser Permanente de Denver (Colorado), analizó datos de ocho organizaciones que contaban con registros de vacunación de unos 323.000 niños.
Durante el período de estudio, el número de niños que se habían retrasado en al menos una vacuna, incluyendo la de sarampión, rubeola y parotiditis (MMR) y la de difteria, tétanos y tos ferina (DTaP), aumentó del 42 por ciento a más del 54 por ciento.
Además, los niños que nacieron en el periodo final de estudio se habían retrasado en sus vacunas durante más días de media que el resto.
Del total, uno de cada ocho niños tenían una vacunación incompleta por decisión de sus padres, mientras que del resto no está claro por qué se había retrasado la vacunación, que según Jason Glanz, autor del estudio, podría deberse a haberse quedado fuera de la cobertura del seguro o a haber estado enfermos cuando les tocaba vacunarse.
Los niños no vacunados también tendían a tener un menor número de citas médicas y visitas a Urgencias que los que recibieron sus vacunas a tiempo.
La negativa de los padres podría deberse, según los expertos a que cada vez hay más que recurren a la medicina alternativa. De hecho, estudios recientes han demostrado que muchos padres preguntan si se pueden retrasar o saltar ciertas vacunas por dudas sobre su seguridad o por su relación con un mayor riesgo de autismo.