Un equipo de científicos y médicos de la Universidad de California-San Francisco (UCSF), en Estados Unidos, ha descubierto la forma de detectar ritmos anormales del cerebro asociados con el Parkinson mediante la implantación de electrodos en los cerebros de personas con la enfermedad.La investigación, publicada…
Un equipo de científicos y médicos de la Universidad de California-San Francisco (UCSF), en Estados Unidos, ha descubierto la forma de detectar ritmos anormales del cerebro asociados con el Parkinson mediante la implantación de electrodos en los cerebros de personas con la enfermedad.
La investigación, publicada en Proceedings of the National Academy of Sciences aporta datos sobre cómo la enfermedad de Parkinson afecta el cerebro y es la primera vez que se ha podido medir una señal cuantitativa de la enfermedad dentro de la corteza cerebral que ayuda a controlar la memoria, el movimiento físico y la conciencia.
'Normalmente, las células del cerebro están funcionando de forma independiente la mayor parte del tiempo, trabajando juntas sólo para tareas específicas', dijo el neurocirujano Philip Starr, profesor de Cirugía Neurológica de la UCSF y autor principal del artículo. Sin embargo, en la enfermedad de Parkinson, agregó, muchas células cerebrales muestran una 'sincronización excesiva', lo que conduce a problemas de movimiento y otros síntomas característicos de la enfermedad.
El nuevo trabajo también muestra cómo la estimulación cerebral profunda (DBS), que electrifica regiones más profundas en el cerebro, por debajo de la corteza, puede afectar a la corteza en sí. Este descubrimiento puede cambiar la forma en que DBS se utiliza para tratar el Parkinson y otros trastornos del movimiento neurológicamente, así como ayudar a perfeccionar la técnica para otros tipos de tratamiento.
Se está explorando la estimulación cerebral profunda para tratar enfermedades psiquiátricas como la depresión y el trastorno obsesivo-compulsivo. El año pasado un equipo de la UCLA demostró que la estimulación eléctrica del lóbulo temporal en pacientes durante las actividades de aprendizaje les ayudó a recordar los tipos específicos de información espacial.
La estimulación cerebral profunda requiere de un neurocirujano para implantar electrodos en el interior de pequeñas áreas del cerebro.
En el Parkinson, estos electrodos se colocan generalmente en personas que tienen la enfermedad en estadio intermedio y no se puede obtener el máximo provecho de los medicamentos comúnmente utilizados debido a complicaciones, entre el 10 y el 15 por ciento de todos los pacientes con la patología
La hipótesis que prevalece sobre cómo funciona la estimulación cerebral profunda es la de que alivia los síntomas reemplazando el anormal funcionamiento de los circuitos del cerebro.
El nuevo trabajo apoya esta hipótesis. En el trabajo con 16 pacientes con Parkinson y nueve con distonía cervical en tratamiento neuroquirúrgico en los últimos tres años, Starr y su equipo demostraron claramente cómo detectar la sincronización cerebral excesiva en la superficie del cerebro en personas con la enfermedad y cómo la forma de estimulación cerebral profunda puede devolver las células de la superficie a su estado independiente.
Los pacientes en esta investigación fueron tratados con electrodos temporales flexibles que se colocan en su superficie del cerebro mediante una cirugía que dura pocas horas, además de tener los electrodos profundos estimulantes permanentes implantados para terapia a largo plazo. Para los controles, se compararon las grabaciones cerebrales superficiales de los 25 pacientes con nueve personas más que fueron sometidas a cirugía para la epilepsia y no poseían patrones anormales del cerebro mientras no tenían convulsiones.
La capacidad de monitorizar la sincronización cerebral excesiva en la superficie del cerebro señala el camino hacia estimuladores cerebrales de próxima generación que serían más sofisticados, según Starr. En este momento la mayoría de los dispositivos implantados en pacientes suministran la estimulación eléctrica de forma continua, mientras que los marcapasos modernos para el corazón entregan dscargas sólo cuando es necesario.
Si se consigue que los implantes de DBS actúen al detectar una señal anormal en la superficie del cerebro y produzcan la estimulación eléctrica sólo cuando sea necesario, funcionarían mejor, requerirían mucho menos trabajo para ajustar la configuración del estimulador y serían capaces de ajustar automáticamente los niveles de estimulación para que coincidan con los cambios en los síntomas de movimiento del paciente, que a menudo pueden variar mucho durante el día.
El siguiente paso, concluye Starr, será encontrar maneras de detectar estas señales de forma automática con un dispositivo implantado de DBS para que el estimulador cerebral eléctrico responda automáticamente y de forma flexible a las necesidades de un paciente.