Hasta un 30 por ciento de los nuevos casos con epilepsia son farmacorresistentes a las terapias que existen. Se entiende por tales, aquellos en los que, tras más de dos años de tratamiento con fármacos antiepilépticos adecuados, no se consigue eliminar o disminuir los ataques epilépticos, explica Rafael García de Sola, director de la Unidad de Neurocirugía RGS.
Sin embargo, se calcula que entre un 10-20 por ciento de ellos son candidatos a valoración quirúrgica. 'La epilepsia se puede operar. Más de la mitad de los que se operan, se controlan', afirma García de Sola. La intervención quirúrgica logra controlar entre el 50 y el 90 por ciento de las crisis epilépticas, dependiendo de donde se localice el foco epileptógeno.
A estos nuevos pacientes epilépticos farmacorresistentes que podrían ser valorados para una posible intervención quirúrgica, habría que sumar los casos prevalentes acumulados en España que también podrían beneficiarse de la cirugía. Estos rondan los 1.500 pacientes, según estimaciones de García de Sola, que destaca que hay personas de entre 40 y 60 años que se están operando con éxito hoy en día, tras más de 20 años con crisis epilépticas sin controlar.
Cuándo un paciente es candidato a cirugía
Los requisitos para someterse a una cirugía de epilepsia son ser farmacorresistentes y padecer epilepsia parcial o focal en una zona concreta del cerebro, que es el tipo de epilepsia más resistente a la medicación. Para determinar si un paciente es candidato o no a una intervención quirúrgica, se le introduce en un Programa de Cirugía de la Epilepsia, donde se evalúa la anatomía y la función del cerebro de cada paciente, así como su personalidad de forma global.
En caso de ser apto y una vez localizado y bien delimitada la zona de corteza cerebral que provoca las crisis, se diseña la intervención quirúrgica para extirpar el foco epileptógeno, y controlar las crisis y, por tanto, la enfermedad. Tras la cirugía, se sigue a los pacientes y, como norma habitual, se mantiene la misma medicación preoperatoria durante un año. Cuando se comprueba que han desaparecido por completo las crisis, las personas operadas entran en un programa de reducción progresiva de la medicación.
De esta forma, hay algunos pacientes intervenidos quirúrgicamente que necesitan seguir tomando fármacos antiepilépticos, pero en bajas dosis y tan solo un tipo de medicamento, pasando de ser farmacorresistentes a fármaco-controlables. Y otros que pueden llegar a vivir sin medicamentos.
El especialista añade que la cirugía para controlar las crisis epilépticas tiene una mortalidad nula y una morbilidad de entre el uno y el dos por ciento.