La combinación de iSGLT-2 con insulina es una opción terapéutica que ayuda al control del paciente, a reducir las dosis de insulina y el riesgo de hipoglucemias
Los iSGLT-2 se han situado como un tratamiento fundamental en el paciente con diabetes mellitus tipo 2. Pueden utilizarse en monoterapia, cuando dieta y ejercicio no proporcionan un control glucémico adecuado y la metformina no se tolera o está contraindicada e, incluso, en algunas guías…
Los iSGLT-2 se han situado como un tratamiento fundamental en el paciente con diabetes mellitus tipo 2. Pueden utilizarse en monoterapia, cuando dieta y ejercicio no proporcionan un control glucémico adecuado y la metformina no se tolera o está contraindicada e, incluso, en algunas guías actuales se postula como tratamiento inicial en pacientes con enfermedad renal o cardiovascular establecida, independientemente de los niveles de HbA1c. Previenen eventos renales y cardiovasculares mayores, y hospitalización por insuficiencia cardiaca.
De hecho, en pacientes con enfermedad renal crónica (sobre todo si filtrado <60 y/o MALB >300) el beneficio cardiovascular es mayor incluso que el obtenido con otros fármacos, como los análogos de GLP1.
Se pueden utilizar en combinación con otros antidiabéticos, tanto orales como inyectables, incluida la insulina.
Ventajas
Como principales ventajas presentan favorecer el descenso de peso, de presión arterial -sin que se vea afectada la frecuencia cardiaca-, ofrecer protección cardiovascular y renal, prevenir episodios de insuficiencia cardiaca. A todo esto se suma su eficacia hipoglucemiante y del descenso de los niveles de HbA1c.
Como limitaciones a su prescripción, están un filtrado glomerular <20, antecedentes de amputación o cetoacidosis previa o paciente frágil.
En la elección del iSGLT2 hay que valorar las características de cada paciente y prescribir el que más se adapte teniendo en cuenta los datos de los distintos ensayos clínicos.
Indicaciones
Prácticamente todos los pacientes con diabetes mellitus tipo 2 con insulinización basal pueden ser candidatos a llevar añadido un inhibidor de SGLT2, exceptuando en los pacientes que están contraindicados antes comentados.
Otra posible limitación son pacientes con péptido C muy bajo y tratamiento insulínico bolo-basal, dado que esta insulinopenia puede favorecer la cetoacidosis diabética al igual que ocurre en los pacientes con diabetes tipo 1.
En el resto de casos, los pacientes podrán optar a los beneficios clínicos de estos fármacos, como son el descenso de peso, de glucemia, o la protección cardiovascular y renal.
Pauta combinada
Combinar un iSGLT2 con insulina basal permite mejorar el control glucémico de pacientes en los que no se consigue controlar. En ocasiones, puede favorecer disminuir las unidades de insulina, lo que conlleva menor riesgo de hipoglucemias.
También contribuye a la pérdida de peso, no solo por el propio fármaco, sino también por el descenso de unidades de insulina.
A esto hay que añadir otros beneficios clínicos de los iSGLT2, como el descenso de presión arterial, la protección cardiovascular y renal, y la prevención de episodios de insuficiencia cardiaca.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Beatriz Lardier Sánchez, Rafael Catalán Felez y Rafael Gómez Navarro, del Hospital Obispo Polanco, Teruel; y Joan Barrot De la Puente, Misael Martínez, Mariela Andrea Arbide, Anna Álvarez y Leonor Eugenia.