Novartis acaba de comercializar Kisqali (ribociclib) para el tratamiento del cáncer de mama metastásico, una enfermedad que en España causa cada año 6.000 fallecimientos. El fármaco ha sido aprobado como tratamiento de primera línea del cáncer de mama localmente avanzado con receptores hormonales positivos HER2-…
Novartis acaba de comercializar Kisqali (ribociclib) para el tratamiento del cáncer de mama metastásico, una enfermedad que en España causa cada año 6.000 fallecimientos. El fármaco ha sido aprobado como tratamiento de primera línea del cáncer de mama localmente avanzado con receptores hormonales positivos HER2- y en combinación con un inhibidor de la aromatasa. Eva Ciruelos, oncóloga médica del Hospital Doce de Octubre, de Madrid, ha destacado que “este fármaco ofrece a un buen número de pacientes muchos meses de vida sin progresión”.
Ribociclib es un inhibidor selectivo de la CDK4/6, dos quinasas dependientes de ciclinas 4 y 6, que “son importantes para la control de la activación del ciclo celular”, ha destacado Ciruelos durante el acto de presentación del medicamento. “En el cáncer de mama luminal (que representa el 65 por ciento del cáncer de mama) es en el que tiene más interés el ciclo celular, ya que en este tipo es donde se ha visto con más frecuencia alteraciones de los genes que regulan este ciclo (sobre todo los que lo frenan)”, ha descrito. “Kisqali ha demostrado que cuando se administra con terapia hormonal a mujeres que no tienen función ovárica en primera línea de tratamiento para cáncer de mama avanzado HER2-, reduce a la mitad el riesgo de progresión”. Así, se consigue un control del tumor durante 25,8 meses, frente a los 16 meses en las pacientes que solo reciben tratamiento hormonal. “Tener la enfermedad controlada puede ser porque el tumor se haya reducido o no haya crecido, y esta es la situación que buscamos con estas combinaciones de fármacos”.
Miguel Martín, presidente de la Sociedad Española de Oncología Médica (SEOM), ha explicado que el cáncer de mama “es un problema sociosanitario de primera magnitud”, porque a los más de 27.000 nuevos casos que se diagnostican cada año, hay que sumar los cientos de miles de supervivientes que siguen necesitando atención, y más teniendo en cuenta que “el cáncer de mama no es una enfermedad individual, sino familiar”.
Los avances en el diagnóstico precoz y en los tratamientos hacen que la supervivencia a los 5 años supere el 80 por ciento. Sin embargo, “aproximadamente, el 18 por ciento de las pacientes recaen aunque hayan recibido quimio y radioterapia”, a las que se suma otro 5 por ciento que tienen la enfermedad ya avanzada en el momento del diagnóstico. “El resultado es que el 25 por ciento de las afectadas con cáncer de mama acaba presentando a medio y largo plazo enfermedad metastásica, y es un problema que hay que abordar”, ha subrayado, insistiendo en que es necesario fomentar la investigación (también la académica clínica, “que no recibe financiación pública”) para mejorar la supervivencia en cáncer metastásico. Precisamente, el desarrollo del nuevo fármaco aporta una solución a este grupo de afectadas.
Pero tan importante como el tratamiento médico es hacer a la paciente partícipe y responsable de su cumplimiento, para lo que es necesaria “la educación sanitaria”, ha apuntado Tatiana Massarrah, coordinadora de la Unidad de Investigación Clínica y Traslacional de Oncología Médica del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid. “El papel de la Enfermería es crucial para detectar las dificultades que pueden tener las pacientes a la hora de manejar los tratamientos e identificar sus circunstancias físicas, emocionales y sociales”, pero también para involucrar a la Atención Primaria y “al resto de especialistas que van a tratar a la mujer a lo largo de su enfermedad”. Todo forma parte de un plan dirigido a fomentar el papel de la paciente y a mejorar su calidad de vida, y, para ello, “desde la consulta de Enfermería debemos enseñar pautas de nutrición y de actividad física”.
La salud psicológica es otra pata de la atención a las pacientes con cáncer de mama avanzado y Fátima Castaño, psico-oncóloga, ha resaltado el impacto de la mujer cuando recibe el diagnóstico y su esfuerzo “por adaptarse a la enfermedad, que es a largo plazo, y con unas expectativas que no son tan positivas como en los estadios precoces”. La paciente tiene que asumir profundos cambios en su vida familiar, social y laboral, en su aspecto físico, siente una gran incertidumbre, temor, y “una sensación de pérdida que es muy frecuente”, que requiere ayuda profesional.
“Mi experiencia es que son mujeres buscadoras de recursos, pero no siempre encuentran los profesionales adecuados para resolver sus dudas”, por ello, ha destacado que uno de los principales objetivos de la psico-oncología es “ofrecerles control y reducirles la sensación de indefensión, para lo que les recordamos todo lo que pueden hacer por sí mismas y las incorporamos a su equipo sanitario, y que entiendan que tienen un papel para mejorar su circunstancia”.
Área de desarrollo estratégica
Novartis apostó hace una década por generar un área de Oncología que “ha dado lugar a uno de los portafolios más importantes de la industria”, ha asegurado Gabriel Galván, director general de Novartis Oncology España, durante el acto de presentación del nuevo fármaco. En 2016, esta división puso en marcha en nuestro país “133 estudios clínicos, que incluyen a más de mil pacientes y en el que participan más de 300 centros colaboradores”.
Eva López, directora médica de Novartis Oncology España, ha explicado que la compañía se encuentra trabajando en 10 entidades moleculares de cáncer de mama, que “suponen el 30% de nuestra investigación total en esta enfermedad”, un campo en el que ya cuentan con otros medicamentos previos (bifosfonatos para metástasis óseas, inhibidores de la aromatasa o inhibidores de vías moleculares). Ha anunciado que se están desarrollando más estudios con ribociclib en pacientes premenopáusicas y en líneas avanzadas de la enfermedad y también en terapia adyuvante.