La hiperglucemia es el nivel alto de glucosa en sangre que se detecta sobre todo en las personas con diabetes. Hay varios factores que pueden contribuir a la hiperglucemia en los diabéticos, entre ellos, la elección de alimentos y la actividad física, enfermedades, medicamentos no relacionados con la diabetes o el hecho de no tomar adecuadamente la medicación para la diabetes o no hacerlo de una forma suficiente para lograr una bajada de la glucosa en sangre. La hiperglucemia no provoca síntomas hasta que los valores de glucosa son considerablemente altos; superiores a 200 miligramos por decilitro (mg/dL). Los síntomas más específicos son la poliuria, que consiste en el exceso de orina en las 24 horas del día. Se origina por la presencia de glucosa en la orina, que para eliminarla hay que aumentar diuresis hasta 4-6 litros por día. También está la polidipsia o exceso de sed surge para compensar la poliuria. Produce sequedad de boca y faringe, y obliga a beber agua también de noche.
La polifagia es el aumento de apetito, con necesidad de comer con mayor frecuencia de lo habitual, especialmente alimentos hidrocarbonados, con objeto de compensar las pérdidas urinarias de glucosa y tratar de aumentar los niveles de glucemia, facilitando así su entrada al interior de las células. Se produce ante el déficit de glucosa intracelular, lo que estimula el hipotálamo, aumentando la sensación de hambre.
La pérdida de peso es otro signo de la hiperglucemia. Se produce por un aumento de la lipólisis y la gluconeogénesis, que se metaboliza mal la glucosa y se pierde por la orina. Todo ello produce adelgazamiento, signo importante de necesidad de insulina.
La astenia es un síntoma de malestar general producido por el defecto metabólico generalizado a causa de la falta o la ineficaz acción de la insulina, que es la principal hormona anabólica. Es más intensa cuanto más elevada es la hiperglucemia.
El prurito es una manifestación a nivel cutáneo y necesita tiempo para su instauración y clínica. Suele ser generalizado, pero es muy frecuente en los genitales femeninos y no suele responder a las medicaciones tópicas, pero sí al descenso terapéutico de la glucemia.
Tratamiento
Teniendo en cuenta todos estos signos, es importante tratar la hiperglucemia apenas se detecta. Si no se hace, puede aparecer una cetoacidosis (coma diabético). Para el control de las hiperglucemias, la insulina es el tratamiento de elección. La vía subcutánea es la preferida, excepto en el paciente crítico con hipoperfusión tisular o en el que presente importantes edemas en los que la absorción subcutánea puede ser más errática y se prefiere la vía intravenosa.
También se recomienda la administración intravenosa de insulina tanto en la crisis de hiperglucemia aguda como en el tratamiento de la cetoacidosis diabética y de la situación hiperosmolar. La insulina debe administrarse en una pauta programada con componente basal, nutricional y dosis de corrección. Para el componente basal se utilizarán preferiblemente insulinas de acción lenta, aunque también pueden emplearse las de acción intermedia, y para el componente nutricional y la pauta de corrección se indicará una insulina de acción rápida o ultrarrápida.
En los pacientes que van a mantener dieta oral, tienen un buen control habitual en el domicilio con antidiabéticos no insulínicos (ADNI) y no presentan glucemias elevadas puede adoptarse una actitud conservadora con bolos de insulina rápida subcutánea si es necesario. Si el paciente presenta glucemias muy elevadas al inicio o durante su evolución, o precisa rescates con bolos de insulina subcutánea en varias ocasiones, se le programará una dosis total de insulina de 0,3-0,4UI/kg/día (el 50% en forma de insulina basal y el otro 50% repartido en bolos de insulina rápida prandial). En el caso de que el paciente necesite mantenerse en dieta absoluta, no se administrará insulina rápida programada, pero sí una dosis de insulina basal junto con el aporte de glucosados.
Controlar síntomas
Para evitar otros síntomas de la hiperglucemia es necesario controlar y tratar los altos niveles de azúcar en la sangre sin perder tiempo. Una de las medidas preventivas que pueden tomar los pacientes para mantener la diabetes bajo control es medir con frecuencia el nivel de azúcar en la sangre, si es posible a diario. También es muy importante tanto el cumplimiento de la dieta como la realización de 150 minutos de actividad física moderada a la semana.
Así, es conveniente tener una vigilancia ambulatoria adecuada con niveles de hemoglobina glicosilada realizados a los tres meses del último ajuste para valorar la evolución. Se debe de ajustar el tratamiento y realizar las combinaciones precisas en los mecanismos de acción con el fin de tener la glicada en menos del 8%. Es conveniente la monitorización ambulatoria de cifras de creatinina para valorar el filtrado glomerular con el fin de evitar fármacos que tengan dicha limitación como es el caso de la metformina.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Rafael Rodríguez González, Luis Antonio González Rodríguez, María José Nuñez Vázquez, Lucia Vilela Castro, Manuel Rey Rionegro y Emiliano Quiroga Gayoso, del Centro de Salud de Allariz; Juan Jesús Gago Prada, María Carmen López Pérez, Adolfo Cid Feijoo, Pedro Blanco Iglesias, Ana Isabel Teran Bua y Manuel Grande Rodríguez, del Centro de Salud de Ribadavia; Manuel Rey Rionegro, Miguel Ángel González Rodríguez, Salvador Rey Suárez, Tomás Dalama González, José Manuel Garrido Sampedro y Alberto Labrador González, del Centro de Salud Xinzo de Limia, en Ourense, y Ángel Martinez Vidal, Ana Veiga Vázquez, Cristina Quintas Rodríguez, Manuel Rey Rionegro, María Carmen López Pérez y Lucia Vilela Castro.
Cuando el diabético conoce los síntomas de su hiperglucemia facilita su control
Clara Simón
20 de noviembre 2018. 11:01 am