Lundbeck anuncia datos positivos de vortioxetina en depresión mayor y demencia comórbida

Vortioxetina reduce significativamente los síntomas depresivos y mejora el rendimiento cognitivo en personas con depresión mayor mayor y demencia comórbida. Así se deduce de los datos presentados por Lundbeck durante el 35º Congreso del Colegio Europeo de Neuropsicofarmacología (ECNP), celebrado en octubre de 2022 en Viena, Austria. En concreto, los resultados del estudio MEMORY cumplieron el criterio de valoración principal. Así, mostraron una mejora significativa de los síntomas de depresión mayor medidos por la Escala de Calificación de la Depresión de Montgomery-Åsberg (MADRS). De esta forma, demostraron una reducción clínicamente significativa de 12,4 puntos desde el inicio hasta la semana 12. Los datos de seguridad y tolerabilidad coincidieron con los datos del programa de desarrollo pivotal de vortioxetina, confirmando el perfil de tolerabilidad del compuesto. “El trastorno depresivo mayor es un factor de riesgo para desarrollar demencia, y la demencia es un factor agravante de la depresión mayor. Ambas son condiciones clínicas con una gran necesidad no cubierta y a menudo son comórbidas”.  Así lo ponía de manifiesto Johan Luthman, vicepresidente ejecutivo de Investigación y Desarrollo de Lundbeck. 'Nos alegra compartir datos que refuerzan la seguridad y la eficacia de vortioxetina sobre los síntomas depresivos y que proyectan nueva luz sobre su potencial para mejorar el rendimiento cognitivo en adultos a partir de 55 años”.

Depresión mayor y demencia comórbida

La depresión y la demencia suelen ser comórbidas. La depresión aparece en aproximadamente el 20-30 por ciento de los pacientes con enfermedad de Alzheimer. Además, es aún más frecuente en pacientes con demencia vascular y demencia con cuerpos de Lewy. Los pacientes con síntomas depresivos tienen entre 1,2-2,4 veces mayor riesgo de desarrollar demencia que aquellos que no los presentan. La presencia de síntomas depresivos en la demencia empeora la evolución de los pacientes. Esto se traduce en un aumento de las tasas de mortalidad; mayor deterioro funcional; peor calidad de vida relacionada con la salud; disminución de la función cognitiva y aumento de los síntomas conductuales y psicológicos de la demencia.