Investigadores de la Escuela de Medicina Mount Sinai (Estados Unidos) han descubierto que las personas con trastorno por estrés postraumático (TEPT) parecen tener menos niveles de serotonina 1B, lo que podría permitir el desarrollo de las primeras terapias especialmente diseñadas para tratar este problema, según un estudio publicado en Archives of General Psychiatry.
El doctor Alexander Neumeister, de la Escuela de Medicina Mount Sinai asegura que varias compañías están investigando medicamentos que apuntan a este receptor,así como otras dianas terapéuticas para el trastorno. 'Con suerte, en un futuro cercano habrá fármacos que interferirán con este receptor', confía el experto.
El TEPT se produce cuando víctimas de un episodio traumático sufren la aparición de recuerdos recurrentes del hecho, tales como sentimiento de culpa intenso o preocupación, brotes de ira y pesadillas.
Para evaluar estos síntomas, Neumeister y un equipo del Centro de Tomografía por Emisión de Positrones de Yale (Estados Unidos) usaron imágenes que analizaban las diferencias específicas en el cerebro de las personas con TEPT y otros sujetos que habían sufrido experiencias traumáticas pero no desarrollaron el trastorno.
Los investigadores realizaron tomografías por emisión de positrones (PET) a 49 pacientes con el trastorno cuyas condiciones habían surgido por diversos episodios traumáticos, incluido abuso infantil, violencia doméstica y la participación en un conflicto bélico. Los autores también observaron los cerebros de 20 víctimas de eventos traumáticos sin TEPT y de 27 voluntarios adultos sanos.
El equipo halló que las personas con TEPT presentaban cambios en el receptor de la serotonina 1B, neurotransmisor clave que en estudios con animales parecía ser especialmente sensible al estrés, y descubrió que los niveles de serotonina 1B eran sustancialmente menores en las personas con TEPT que en los participantes sanos.
Los niveles de ese neurotransmisor también eran levemente menores en el grupo sin TEPT pero que había estado expuesto a episodios traumáticos, comparado con los voluntarios sanos.
Asimismo, cuanto más joven era la persona cuando se produjo el hecho traumático, mayor era la diferencia.
Los resultados del estudio, que deben ser confirmados por investigaciones más amplias, ofrecen un primer paso en el desarrollo de medicamentos especialmente diseñados para apuntar a los cambios cerebrales que se producen en las personas con TEPT, concluye el experto.