Investigadores del Instituto de Investigación para el Desarrollo (IRD ) han logrado describir la función clave de una enzima perteneciente al leishmania, es vital para la supervivencia del parásito y que no se encuentra en el hombre. Sin esta enzima, el patógeno no puede desarrollarse en el hombre y otros mamíferos, a los que llega a través de la picadura de un insecto flebotoma.
Investigando los factores alimenticios que permiten a las leishmanias adaptarse al medio ambiente del ospedador, los investigadores dieron con la enzima cuya función es clave en el desarrollo celular del parásito. De hecho, le permite asimilar la vitamina B3, esencial para la síntesis de un elemento vital a todas las células, el NAD+.
Asimismo, igual de importante ha sido comprobar que esta enzima no se encuentra en los mamíferos, lo que excluye así todos los riesgos de acción cruzada en el hombre.
Los investigadores, en asociación con un equipo del centro de bioquímica estructural de Montpellier (Francia), solucionaron la estructura de esta enzima, de tal manera que, así, es posible sintetizar inhibidores específicos del parásito que impedirán que prolifere en su huésped.
Las leishmaniosis son graves infecciones parasitarias que causan lesiones cutáneas, muco-cutáneas o viscerales, que pueden revelarse mortales en ausencia de cuidados.
Estas patologías son endémicas en más de 98 países del mundo (en gran parte los países desarrollados), con 350 millones de personas expuestas. El número de nuevos casos anuales es de 2 y 2,5 millones de personas, entre los cuales 500.000 están afectadas por leishmaniosis visceral.
Los tratamientos actuales contra estas enfermedades tienen varios inconvenientes, pues son largos, tóxicos y presentan numerosos casos de recaída. Además, la mayoría de ellos resultan de investigaciones realizadas en los años cincuenta.
Por otro lado, en la India, han aparecido cepas parasitarias resistentes a los medicamentos. En algunas regiones, más de un 60 de los tratamientos clásicos realizados a pacientes nunca tratados antes fracasó.
La lucha contra la endemia parasitaria depende del descubrimiento de nuevos medios de prevención y tratamientos, accesibles para las poblaciones interesadas.