Investigadores han descubierto cambios bioquímicos en el cerebro de personas sanas que podrían ser una pista sobre el posterior desarrollo de Alzheimer, según un estudio publicado en la versión digital de Neurology, la revista médica de la Academia Americana de Neurología.
El estudio ha analizado imágenes cerebrales de 311 personas de entre 70 y 80 años sin problemas cognitivos, procedentes del Mayo Clinic Study of Aging, mediante espectroscopia de resonancia magnética para observar los cambios metabólicos. Otra de las técnicas empleadas fue la tomografía por emisión de positrones (PET) para evaluar el nivel de los depósitos de beta-amiloide, o placas, en el cerebro, que son uno de los primeros signos de cambios provocados por el Alzheimer. Asimismo a los participantes se les realizó también pruebas de memoria, lenguaje y otras habilidades.
Hay una creciente evidencia de que el Alzheimer se asocia con cambios en el cerebro que comienzan muchos años antes de desarrollar los síntomas, asegura el doctor Jonathan M. Schott del Centro de investigación de la demencia de la University College de Londres (Reino Unido).
Según Schott, si se pueden identificar a las personas con riesgo de desarrollar Alzheimer cuando haya empezado el proceso de la enfermedad pero sin haber desarrollado los síntomas, se podrán desarrollar nuevos tratamientos para prevenir o retrasar el inicio de la pérdida de memoria y capacidad cognitiva.
El estudio mostró que el 33 por ciento de los participantes tenían niveles significativamente más altos de los depósitos de beta-amiloide en sus cerebros. Además, las personas con altos niveles de colina y creatina fueron más propensas a tener puntuaciones más bajas en varias de las pruebas cognitivas, independientemente de la cantidad de depósitos de beta-amiloide.
Esta relación entre los depósitos de beta-amiloide y los cambios metabólicos en el cerebro son la prueba de que algunas de estas personas pueden estar en las primeras etapas de la enfermedad, explica el autor del estudio Kejal Kantarci, profesor de la Mayo Clinic en Rochester, Minnesota (Estados Unidos).
Es necesario continuar el seguimiento durante un período de años y determinar cuáles de estas personas llegan a padecer la enfermedad y cuál es la relación entre los depósitos de amiloide y los metabolitos, concluye Kantarci.