Numerosos estudios demuestran que un diagnóstico precoz de la diabetes tipo 2 y un adecuado seguimiento hace disminuir el número de complicaciones, fundamentalmente microvasculares. Sin embargo, en la población general no se obtienen beneficios, pero en grupos de riesgo sí disminuye la incidencia de diabetes…
Numerosos estudios demuestran que un diagnóstico precoz de la diabetes tipo 2 y un adecuado seguimiento hace disminuir el número de complicaciones, fundamentalmente microvasculares. Sin embargo, en la población general no se obtienen beneficios, pero en grupos de riesgo sí disminuye la incidencia de diabetes o la retrasa.
En este contexto, se enmarcar el cribado oportunista, mediante la realización de glucemia sobre poblaciones que presentan un mayor riesgo de padecer prediabetes o diabetes tipo 2.
Las pruebas que se realizan para el diagnóstico de diabetes son la glucemia plasmática, la glucemia a las dos horas de la SOG (sobrecarga oral de la glucosa) y la HbA1c. No hay estudios que delimiten los valores normales de estas variables; los estudios observacionales prospectivos establecen los puntos de corte de las mismas. El diagnóstico se establece a partir del punto de corte de 126mg/dl de glucemia plasmática en ayunas, la glucemia a las 2 horas de la SOG con 75 mg de glucosa mayor o igual de 200 o la HbA1c mayor de 6,5%, ya que a partir de estos valores aumenta la prevalencia de retinopatía, de tal manera que aunque una HbA1c menor de 6,5 no descarta el diagnóstico. La limitación de estos criterios diagnósticos es que permite valorar la presencia de otras complicaciones como la nefropatía o las complicaciones macrovasculares. No se ha demostrado una clara superioridad de una técnica con respecto a otra para el diagnóstico de la enfermedad.
Intolerancia a la glucosa
La SOG dada su complejidad se utiliza algo menos que el resto, sin embargo, se recomienda su utilización cuando existan discrepancias entre la GB y la HbA1c. No hay estudios que demuestren la superioridad del SOG sobre otros métodos diagnósticos ni una mayor capacidad predictiva de complicaciones de la enfermedad. Tiene poca reproducibilidad y el cumplimiento de su preparación es difícil. Sin embargo, es el único método que detecta la intolerancia a la glucosa.
En la estrategia de cribado, se considera adecuado utilizar la glucemia en ayunas como primer paso y la HbA1c como segundo paso. Se recomienda el cribado en la población adulta cada 3 años si las cifras son normales y con carácter anual si existen factores de riesgo o se clasifica como prediabetes, en éstos últimos es importante la modificación del estilo de vida hacia unos hábitos saludables.
Se trata de pacientes en su mayoría de unos 40 años de edad, con sobrepeso u obesidad, sedentarios, con una gran ingesta calórica diaria, con los síntomas de poliuria, polidipsia o pérdida de peso y con cetonuria. La hipertensión, dislipemia y aterosclerosis son eventos frecuentemente asociados.
Obesidad
De entre todos, sin lugar a dudas, la obesidad es el factor fundamental por la resistencia insulínica que conlleva y la adiposidad de células pancreáticas con pérdida de células beta secretoras de insulina. Este es el perfil del paciente con riesgo de diabetes tipo 2 aunque existen algunos clasificados como tal en otro rango de edad constituyen menos del 10% del total de esta clasificación de diabetes.
A la hora de instaurar el tratamiento, es clave saber que comienza con la educación sanitaria lo cual es común para todo tipo de pacientes. Hay que educarle e instruirlo en lo que es su enfermedad en sí para poder tener éxito en el resto de las acciones médicas. Así, una nutrición sana y balanceada con aporte calórico de un 45-65% en carbohidratos, 25-35% en grasas menos del 7% en forma de grasas saturadas, 10-35% proteínas es básico para un buen control. También tienen que limitar más los carbohidratos y sustituirlos por calorías a base de grasas monoinsaturadas, sin olvidar promover la ingestión de fibra dietética y evitar sobre absorción de carbohidratos.
Ejercicio
Debe promoverse la actividad física, evitar sedentarismo, control del peso corporal a nivel adecuado, la ingesta de alcohol en exceso, el tabaquismo, control de lípidos, colesterol, LDL colesterol y triglicéridos a nivel óptimo al igual que HDL, para disminuir el riesgo de daño vascular. Con estas medidas puede obtenerse un control adecuado de la glucemia que de no lograrse se debe instaurar el tratamiento farmacológico. Existen muchos grupos farmacológicos en el manejo de la diabetes tipo 2, sulfonilureas, biguanidas, análogos de la meglitinida, derivados de la d fenilalanina tiazolidenoides, inhibidores de la alfa glucosidasa, agonistas de receptor GLP1, inhibidores DPP4 e inhibidores SGLT2. Además, estos grupos terapéuticos se pueden combinar teniendo en cuenta las características de cada paciente.
En algunas ocasiones hay pacientes que requieren insulina. Por último, debe educarse al paciente en la prevención de complicaciones como infecciones mucocutáneas, cardiovasculares, articulares neurológicas y renales teniendo en cuenta el control metabólico como base
Prediabetes
El término prediabetes, también conocido como hiperglucemia intermedia o disglucemia, incluye la presencia de una glucemia basal alterada (GBA), de una intolerancia a la glucosa (ITG) o de ambas condiciones a la vez, situaciones todas ellas que implican un riesgo elevado de desarrollar diabetes tipo 2 y de sufrir complicaciones cardiovasculares. En España, según datos del estudio [email protected], un 13,8% de la población adulta padece diabetes y un 14,8% algún tipo de prediabetes ITG, GBA O ambas. Puesto que la detección precoz de puede facilitar la puesta en marcha de medidas terapéuticas que eviten su progresión a diabetes, es necesario consensuar las estrategias de prevención en las consultas de Atención Primaria y especializada. Aunque se están haciendo muchos esfuerzos para que ésta situación se revierta, es difícil por el estilo de vida actual, donde el sobrepeso, la obesidad, sedentarismo, malos estilos de vida y dieta son una lacra para una vida saludable.
Así, es posible retroceder de un estado prediabético a valores normales de glucosa en sangre con la detección y tratamiento precoz con cambios en los estilos de vida. En situaciones de riesgo muy elevado (IMC 2 35 kg/m2 y edad < 60 años) podría ser útil el tratamiento farmacológico coadyuvante con metformina, aunque ningún fármaco tiene aprobada esta indicación.
La detección de estos pacientes mediante cribado permitiría a los farmacéuticos aumentar el porcentaje de pacientes diagnosticados, evitando las complicaciones que conlleva el retraso diagnóstico. Se sabe que cuando existe ese retraso, los pacientes ya presentan comorbilidades. El papel del farmacéutico no es diagnosticar la enfermedad, sino detectar factores de riesgo y recomendar a la persona con sospecha de ser diabética que consulte con su médico. Entre esos factores de riesgo asociados al desarrollo de diabetes tipo 2 se encuentran un índice de masa corporal (IMC) igual o superior a 27, antecedentes familiares de diabetes, hipertensión arterial, dislipemia, antecedentes de diabetes gestacional o antecedentes patológicos obstétricos, antecedentes de glucosa basal alterada o tolerancia alterada a la glucosa y tabaquismo. La accesibilidad y proximidad a la población sitúan a este profesional sanitario en un lugar ideal para detectar esos casos, así como las complicaciones derivadas de la enfermedad y colaborar en la educación sanitaria de los pacientes.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Medicina de Familia Antonio Peña Campaña, del Centro de Salud Velez Norte; José Rodríguez García, del Centro de Salud Antequera; José Antonio Torres Avilés,del Centro de Salud Humilladero;Antonio Fernández Llebrez Castaños, del Centro de Salud Polavieja, y José Olmedo Ruiz, del Centro de Salud Mollina; los médicos de Atención Primaria Mª Elena Castelao Naval, Mónica Yolanda Jara Peñacoba, Mª Estrella Robles Fernández y Francisco Javier Castellanos Martínez, del Centro de Salud Panaderas, en Fuenlabrada; Antonio Santoyo Rodríguez, Mª Cruz Cardesa Sabio, Mª Abel Regalado del Valle, Gabriel Vázquez Perfecto y Elvira Rubio Benito, del Centro de Salud La Princesa, en Móstoles, la cardióloga Clara Jiménez Rubio, del Hospital de la Axarquia, y los médicos de Familia Angel García Arjona, del Centro de Salud Campillos; Salvador Martín Muñoz, del Centro de Salud Huelin; Armando Fonseca Ríos, de la Clinica Rusadir, y Guillermo Álvarez Martín, del Centro de Salud Cala de Mijas; y los especialistas en Medicina General Trinitario Mateos Romero, Carlos Elías Becerra, Antonio León Lambea, Rafael Rodríguez Cortés, José Ignacio Prieto Romo y Francisco Javier Rafael de la Cruz Rodríguez, del Centro de Salud de Navalmoral de la Mata.