Son muchas las patologías urológicas pediátricas y también son múltiples y variadas las posibilidades de tratamiento. 'Tanto es así que a día de hoy las enfermedades urológicas en los niños se resuelven con éxito en la mayor parte de los casos', asegura el doctor Jorge Caffaratti, coordinador del Grupo de Urología Pediátrica de la Asociación Española de Urología (AEU). Parte de este éxito se debe al diagnóstico prenatal mediante la ecografía, que permite a partir de los tres meses de embarazo detectar más del 90 por ciento de las futuras malformaciones urológicas, de manera que 'esta herramienta de diagnóstico ha aumentado significativamente la detección de múltiples problemas antes de presentar síntomas', indica este experto.
De hecho, el diagnóstico prenatal permite intervenir en el momento del nacimiento bien para solucionar el problema o bien decidir cuál es el mejor momento para iniciar un proceso diagnóstico. 'Además -añade-, incluso este diagnóstico puede permitir actuar de forma prenatal, aunque todavía en la mayor parte de anomalías urológicas la rentabilidad del tratamiento prenatal está en duda. Hacen falta más estudios a largo plazo para saber si existe un beneficio real, ya que puede tener riesgos tanto para el feto como para la madre'.
Entre el 2-3 por ciento de los niños padece algún problema urológico y en la mayoría de los casos son varones. 'Esta circunstancia se debe a que, en general, hay más patologías urológicas propias del sexo masculino que del femenino', comenta el doctor Caffaratti.
Las peneanas (hipospadias) y las que afectan al testículo (criptorquidias o falta de descenso testicular) son las malformaciones urológicas más frecuentes en niños, sobre todo en la infancia, seguidas de otras patologías como las infecciones urinarias y la incontinencia de orina. En el caso de la falta de descenso de uno o ambos testículos a la bolsa escrotal, que padece un 3 por ciento de los niños recién nacidos, se resuelve quirúrgicamente. 'Una cirugía que es mejor realizar antes de los dos años de edad para evitar problemas posteriores de fertilidad', advierte este experto.
También es bastante frecuente el hipospadias. Un defecto congénito del pene, con el que nace uno de cada 300 niños, y que se debe a un desarrollo incompleto de la uretra, los cuerpos cavernosos y el prepucio. 'El orificio uretral, por donde se expulsa la orina, en vez de estar situado en la punta del pene se encuentra más abajo', explica el doctor Caffaratti. 'Una alteración -continúa- que impide una correcta micción y que si no se corrige puede impedir mantener relaciones sexuales normales en la edad adulta. Por tanto, para evitar los posibles efectos psicológicos y otras consecuencias es recomendable operar al niño antes de los dos años'. Para ello existen hoy en día más de 250 técnicas diferentes aunque, como subraya el doctor, 'el urólogo infantil tiene que manejar al menos entre cinco y diez opciones de tratamiento para poder decidir cuál es la más apropiada en cada caso'.