Dormir poco o tener baja calidad de sueño afecta la salud de manera contundente, el agitado estilo de vida actual dificulta el adecuando descanso de las personas, lo que a la larga provoca insomnio, depresión, falta de memoria y cansancio.
Hoy se sabe que los mexicanos forman parte de una población privada de sueño, ya que en promedio, los adultos duermen entre cinco y seis horas al día, lo que repercute en sus actividades diarias y en su estado de salud, señaló el doctor Reyes Haro Valencia, director del Instituto Mexicano de Medicina Integral del Sueño (IMMIS).
Actualmente existen más preocupaciones o distractores que alejan a las personas del tiempo necesario de descanso, como el hecho de tener dos trabajos, ocupar mucho tiempo en traslados, dormir con música, televisión encendida o incluso, el desarrollo de las nuevas tecnologías al utilizar la computadora o el celular en la cama hasta altas horas de la noche, todo ello reduce de manera considerable el tiempo que se tiene destinado para descansar.
De acuerdo con el especialista se piensa que el mal dormir es común o normal y no es considerado una enfermedad, sin embargo, debe atenderse con oportunidad, ya que es una necesidad fisiológica que se debe cubrir cada día, de lo contrario, el organismo no funcionará de manera adecuada.
El doctor Haro Valencia comentó que durante el sueño se producen determinadas hormonas para que el cuerpo funcione correctamente, como la del crecimiento, la de la saciedad, la del antiestrés, en la medida que se desarrollen de manera adecuada, el cuerpo funcionará de mejor manera ayudando, incluso, a prevenir enfermedades.
No dormir puede acelerar la aparición de padecimientos como altos niveles de colesterol, triglicéridos, glucosa, presión arterial elevada, así como enfermedades cardiacas y cerebrales, por eso es importante plantear un mejor descanso como una inversión en salud.
El IMMI recomienda tener actividad física por lo menos tres veces a la semana, reducir el consumo de bebidas energizantes, procurar horarios óptimos para acostumbrar al cuerpo más fácilmente y evitar los aparatos luminosos cerca de la cama como los teléfonos móviles y computadoras, además de evitar cenas pesadas al menos dos horas antes de dormir.