la Sociedad Española de Hematología y Hemoterapia (SEHH) ha organizado su
VIII Jornada de Divulgación 'HematoAvanza', con el apoyo de AstraZeneca, Gilead, Lilly (colaboradores oro), AbbVie, BeiGene, Menarini, Novartis y Roche (colaboradores plata). Uno de los temas protagonistas han sido las complicaciones que afrontan los supervivientes de cáncer hematológico. Asimismo, se han abordado las posibles mejoras en el cáncer hematológico.
“Todavía hay mucho camino por recorrer antes de
conseguir una posible prevención del cáncer sanguíneo”, afirma María Victoria Mateos, presidenta de la SEHH. “Bien es cierto que no tendría sentido impulsar programas de cribado en algunos de estos cánceres, pero hay otros tantos en los que se sabe que pueden estar precedidos de situaciones premalignas sobre la cuáles se podría actuar potencialmente para hacer una detección precoz, plantear un seguimiento e incluso implementar algún tratamiento precoz”. No obstante, “junto a los grandes beneficios que pueden traer los cribados, siempre hay que tener cuidado con barreras tales como el coste, el impacto psicológico o la potencial necesidad de herramientas diagnósticas que puedan ser innecesarias”.
Retos de los supervivientes de cáncer hematológico
“El seguimiento a largo plazo de los pacientes libres de enfermedad comienza cuando termina el cuidado oncológico rutinario, usualment
e a los cinco años de haber terminado el tratamiento, y el paciente está curado”, afirma Izaskun Zeberio, del Hospital Universitario Donostia (Gipuzkoa). “Es crucial porque los pacientes pueden presentar efectos tardíos de la enfermedad y/o
complicaciones derivadas de su tratamiento que deben ser prevenidas, diagnosticadas y tratadas eficazmente”, destaca la experta sobre los retos de los supervivientes de cáncer hematológico.
Por otra parte, se han abordado otros retos de futuro, esta vez relacionados con los tratamientos de CAR-T. Algunos de ellos pasan por
cubrir la necesidad de mayores recursos materiales y humanos, reducir el coste y su impacto económico en los sistemas sanitarios, lograr un mejor manejo y prevención de las toxicidades que permita un menor consumo de recursos hospitalarios, e implementar una adecuada formación del personal sanitario para ofrecer esta terapia a todos los pacientes que puedan obtener un potencial beneficio.