Las pruebas de imagen cardiaca han ido ganando terreno en el diagnóstico de la enfermedad cardiaca, donde la ecocardiografía se ha convertido en la herramienta básica del diagnóstico del enfermo cardiaco. Y es que un porcentaje nada desdeñable, el 40 por ciento, de pacientes que ingresan en un centro hospitalario no es diagnosticado correctamente de insuficiencia cardiaca. 'Si se utiliza el ecocardioscopio aumenta la fiabilidad diagnóstica hasta casi el 90 por ciento, según los datos de diversos estudios poblacionales', ha indicado Miguel Ángel García-Fernández, presidente de la Sociedad Española de Imagen Cardiaca (SEIC), profesor de la Facultad de Medicina de la Universidad Complutense de Madrid y director de la 30 Reunión Anual de Imagen Cardiaca, que se celebra en Madrid.
En los últimos 30 años, las técnicas de imagen cardiaca han mejorado considerablemente y miran al futuro en cuatro direcciones. La primera es conseguir las imágenes de forma automática. Ahora el aparato que se utiliza depende del usuario, 'pero con los programas de inteligencia artificial, que ya se están utilizando, se tiende a que el sistema calcule los volúmenes de las cavidades y emita un diagnóstico', ha apuntado García-Fernández.
Otra es la fusión de diferentes técnicas con la ecocardiografía; la utilización de equipos más pequeños; y en cuarto lugar, la globalización, la imagen cardiaca llegará para todos los pacientes en cualquier parte del mundo.
Cardio-Oncología
El tratamiento oncológico triplica el riesgo de complicaciones cardiovasculares a medio y largo plazo, 'afectando al pronóstico vital de largos supervivientes y complicando el proceso del cáncer en más de un 10 por ciento de los casos, ya que provoca cambios en el tratamiento oncológico o la suspensión del tratamiento. Por tanto, es imprescindible abordar el problema desde el inicio del diagnóstico de cáncer', ha explicado Teresa López, de la Unidad de Cardiooncología del Servicio de Cardiología del Hospital Universitario de La Paz, de Madrid.
Hay que tener en cuenta que la enfermedad cardiovascular es la causa más frecuente de mortalidad en largos supervivientes de cáncer, por lo que es imprescindible conseguir un control óptimo de la salud cardiovascular. Para ello, se cuenta con la ecocardiografía y los biomarcadores, que son imprescindibles para poder detectar de forma precoz complicaciones cardiovasculares derivadas del tratamiento oncológico en una fase que todavía sea curable. 'Es necesario adaptar la frecuencia de realización de estos estudios al esquema terapéutico y al riesgo cardiovascular del paciente'.
Este abordaje conjunto es posible, gracias a que 'los cardiólogos y los oncólogos estamos empezando a tomar conciencia de la necesidad de trabajar juntos para mejorar el pronóstico de los pacientes oncológicos. En este contexto, nacen las Unidades de Cardio-Oncología, cuyo objetivo es seleccionar el régimen oncológico que consiga mayor tasa de curación o remisión con el menor número de efectos cardiovasculares adversos y sin necesidad de suspender el tratamiento oncológico', ha afirmado Teresa López.