La utilización del ecocardiograma en las revisiones preparticipativas (RPP) de deportistas de competición mejoraría la prevención de la muerte súbita y facilitaría la detección de alteraciones cardiacas que habitualmente pasan inadvertidas en la revisión física y durante el electrocardiograma. Así lo demuestra un estudio publicado…
La utilización del ecocardiograma en las revisiones preparticipativas (RPP) de deportistas de competición mejoraría la prevención de la muerte súbita y facilitaría la detección de alteraciones cardiacas que habitualmente pasan inadvertidas en la revisión física y durante el electrocardiograma. Así lo demuestra un estudio publicado en Revista Española de Cardiología (REC) y realizado por profesionales del Hospital Clínic de Barcelona, Hospital Sant Joan de Déu, el servicio médico del FC Barcelona, el Consorcio Sanitario de Terrassa-CAR y el Consejo Catalán del Deporte.
Durante la investigación se examinaron a un total de 2.688 deportistas incluidos en un programa deportivo de competición del Consejo Catalán y del FC Barcelona. Estos deportistas practicaban mayoritariamente fútbol (el 26 por ciento), seguido de baloncesto (once por ciento), balonmano (nueve por ciento) y atletismo (siete por ciento). En el momento de realizar el estudio, 2.139 participaban en competiciones autonómicas, 357 lo hacían en nacionales y 192 en internacionales.
Tras la realización del ecocardiograma, se observaron alteraciones cardiovasculares en 203 deportistas, es decir, en un 7,3 por ciento de las personas a las que se examinó, siendo la alteración más frecuente la hipertrofia ventricular izquierda. A cuatro de estos deportistas se les indicó que dejaran de realizar actividad deportiva. En 152 casos se indicó a los deportistas realizar un seguimiento anual para controlar las anomalías encontradas, en tres casos se indicó el tratamiento farmacológico y en 44 casos se consideró que el hallazgo encontrado era trivial y no se prescribió tratamiento específico para el deportista.
Según la Dra. Marta Sitges, coordinadora del grupo de trabajo de Cardiología Deportiva del Hospital Clínic de Barcelona, 'los resultados de este estudio demuestran que el uso de ecocardiogramas es útil, ya que completa la revisión y, en este caso, ha permitido diagnosticar a cuatro deportistas con riesgo de muerte súbita'.
'Es muy importante saber que la persona que va a realizar deporte tiene el corazón listo para ello, pero también es necesario poder actuar con rapidez en el caso de que suceda algún evento cardiovascular. El uso de desfibriladores semiautomáticos y la colocación de los mismos en pabellones deportivos y en lugares concurridos facilitaría esa actuación', explica el Dr. Josep Brugada, cardiólogo del Hospital Clínic de Barcelona.
Muerte súbita
Según la Federación Española de Medicina del Deporte, el doce por ciento de las muertes naturales en la población general se produce de forma súbita y de éstas el 88 por ciento es de origen cardiaco. No hay registros oficiales sobre el número de muertes súbitas que se produce anualmente en el deporte. Aún así, se calcula que en España mueren entre 30 y 40 deportistas jóvenes al año. La mayor parte de las muertes están originadas por problemas cardiovasculares y una tercera parte se debe a cardiopatías estructurales (hipertróficas, arritmogénicas del ventrículo derecho y anomalías coronarias congénitas).
'Sin duda, realizar deporte es bueno, lo malo es la espiral de intensidad en la que entran algunos deportistas sin conocer cuál es el estado de su corazón y si este está preparado para soportar tal esfuerzo. Un ejemplo son las carreras como las maratones o los triatlones, que habitualmente cuentan con un número elevado de participantes, y que suponen un esfuerzo físico importante. Hay que tener en cuenta que las patologías cardiovasculares son muy prevalentes en nuestra sociedad y que, por simple estadística, es probable que algunas de las personas que participan en estas carreras sufran alguna patología cardiovascular', clarifica la Dra. Sitges.
El Dr. Brugada comenta que 'hay muchos corredores de maratones que nunca se han hecho ningún chequeo médico para determinar cuál es el estado de su corazón. En estos casos es imprescindible realizar una evaluación, teniendo en cuenta que correr 42 kilómetros a un ritmo considerable supone someter al corazón a un esfuerzo muy grande'.
La Sociedad Española de Cardiología (SEC) quiere hacer hincapié en que las muertes de deportistas jóvenes, y en especial los fallecimientos de personas aparentemente sanas mientras realizan un deporte, conmueven tanto al entorno del fallecido como a la sociedad en general. Así, en Europa, existen programas con un amplio consenso para realizar revisiones previas a la práctica deportiva que permitan realizar la actividad física con seguridad; sin embargo, no existe consenso sobre qué pruebas concretas debe incluir esa revisión médica y quién debería asumir el coste de las mismas.
La Dra. Sitges explica que 'el nivel de exigencia cardiológica al que se expone un deportista de élite no es el mismo al que se somete un niño que haga deporte extraescolar en el colegio. Es por ello que hay que ser razonable y determinar qué pruebas son necesarias en cada caso. Actualmente, y siguiendo las recomendaciones de la European Society of Cardiology, se realiza un evaluación física, acompañada de un cuestionario para determinar el riesgo cardiovascular y un electrocardiograma. Este chequeo es correcto para la mayoría de las personas que practican deporte pero, en el caso de deportistas de competición o de alto rendimiento, se debería complementar con una prueba de esfuerzo y un ecocardiograma'.
El ecocardiograma permite observar una imagen en movimiento del corazón y aporta información sobre la forma, tamaño, función, fuerza del corazón, movimiento y grosor de sus paredes y el funcionamiento de sus válvulas. Además, puede aportar información de la circulación pulmonar y sus presiones, la porción inicial de la aorta y ver si existe líquido alrededor del corazón (derrame pericárdico). Se trata de una técnica poco costosa e inocua para el paciente que permite detectar miocardiopatías, anomalías del origen de las arterias o afección de las válvulas y de la aorta, es decir, las principales causas por las que se puede llegar a desarrollar la muerte súbita.