El
85% de la población vacunada para prevenir la enfermedad causada por el SARS-CoV-2 genera anticuerpos. Es uno de los datos que recoge el 'Estudio de Seguridad y Seroprevalencia de vacunas COVID-19 de Castilla y León', que se ha presentado este viernes 18 de febrero en la sede del Consejo General de Colegios Farmacéuticos.
Se trata de una investigación desarrollada en 121 farmacias centinela de Castilla y León. Arrancó, según ha explicado
Javier Herradón, presidente del Consejo de Colegios Profesionales de Farmacéuticos de Castilla y León (CONCYL), en julio de 2021, y finalizó entre la última semana de noviembre y la primera de diciembre. Un semestre en el que contaron con cerca de 4.000 participantes vacunados y no vacunados.
Todos ellos, según ha indicado
José Luis Nájera, secretario del CONCYL, miembro de la comisión de seguimiento de la
Red de Farmacias Centinela de Castilla y León y uno de los directores del estudio, les había permitido alcanzar el objetivo del trabajo: poder identificar cuál es el protocolo de vacunación más seguro y eficaz.
Diferencias entre las vacunas
Por ejemplo, han visto que la
efectividad ha sido superior al 85% en la generación de anticuerpos de los individuos vacunados. 'Aunque este porcentaje y su duración está condicionada por diversos factores', han señalado. El haber tenido o no contacto con el virus, la edad del individuos, el tiempo que pasó desde que se vacunaron, o el protocolo seguido, han influido.
Por ejemplo,
más del 80% de todos los vacunados que habían pasado previamente la COVID-19 generaron anticuerpos. Con Moderna, este porcentaje se eleva hasta el cien por cien; un 98,4% con AstraZeneca; y un 97% con Pfizer; y un 81,8% con Janssen. El porcentaje descendía de forma significativa entre las personas vacunadas con AstraZeneca (68%) y Janssen (46%) que no habían pasado la enfermedad.
La edad ha sido otro factor en el que Nájera ha insistido. En este trabajo han visto que
más del 80% de los vacunados con Pfizer o Moderna mantienen una respuesta de anticuerpos estable en todo los grupos de edad. Sin embargo, la respuesta es significativamente menor en pacientes que recibieron vacunas de AstraZenaca o Janssen, sobre todo si eran jóvenes.
Además, en aquellos vacunados con ARNm que había pasado la infección se mantiene una respuesta de anticuerpos estable hasta 11 meses; 8 en el caso de los que reciben vacunas de vectores virales. El tiempo de respuesta se reduce a 7 y 4 meses, respectivamente, entre los que no.
Casi 2 acontecimientos adversos por paciente
Otro dato interesante de este trabajo es que se recogieron
4.101 acontecimientos adversos o, lo que es lo mismo, 1,82 por paciente. Sobre todo, se han recogido efectos como tos seca, congestión, disnea, diarrea o erupción cutánea. También acontecimientos de más riesgo, como astenia, fiebre, dolor muscular o mialgias.
Con todo, los ponentes han querido recalcar la seguridad de estas vacunas. Recogieron únicamente dos reacciones graves, una de ellas
un caso de Síndrome de Guillain- Barré. El resto han sido leves.
Estos acontecimientos adversos se produjeron más cuando se combinaban vacunas (3,8 por persona); con Moderna (2,9); Janssen/AstraZeneca (2); que con Pfizer (1,1).
Ejemplo de lo que puede hacer la farmacia comunitaria
Este trabajo sirve como fotografía a la hora de hacer planes de vacunación. 'Las 22.137 farmacias comunitarias que hay en España son la la mayor red de inteligencia sanitaria del país, tanto para recoger datos como para generar conocimiento que permita tomar decisiones adecuadas en tiempo real', ha reivindicado
Jesús Aguilar, presidente del Consejo General de Farmacéuticos.
'Como sociedad nos hemos dado cuenta de la importancia de la ciencia, la investigación y el trabajo de los profesionales sanitarios. Sin salud no habría economía ni desarrollo posible.
Apostar por la farmacia, integrándola asistencialmente en el sistema, va a ser un éxito de muchísimas políticas sanitarias', ha añadido.
Javier Herradón también ha puesto en valor el trabajo que hacen estas farmacias, donde cada día acuden miles de pacientes, en la recopilación de datos, más allá de su labor de farmacovigilancia. Ambos esperan que las próximas leyes y estrategias en materia de salud pública cuenten con ellos.