El cambio climático afecta de manera negativa al bienestar y la salud mental de la población. Así lo ha puesto de manifiesto la Sociedad Española de Salud Pública y Administración Sanitaria (
SESPAS) con motivo del Día Internacional contra el Cambio Climático.
Asimismo, recuerdan que las olas de calor y las sequías, cada vez más frecuentes por el avance del cambio climático, tienen numerosos efectos perjudiciales en la salud de la población. Las altas temperaturas pueden empeorar las
enfermedades cardiovasculares, respiratorias y renales, así como otros trastornos neurológicos, endocrinos o electrolíticos. Por su parte, la escasez de agua se relaciona con la disminución del rendimiento y calidad de los cultivos, amenaza los recursos pesqueros y ganaderos, crea inestabilidad en los precios y acceso a los alimentos y produce riesgos relacionados con la seguridad alimentaria.
Por ello, desde SESPAS enfatizan la urgencia de respuestas y
alianzas globales ante la creciente crisis climática y ambiental y sus implicaciones directas en la salud pública. Así, recuerdan los principales puntos expuestos en el documento “Cambio climático y salud: una mirada iberoamericana”, que fue presentado hace unos meses en colaboración con la Sociedad Iberoamericana de Salud Ambiental (SIBSA).
Cambio climático y salud mental de la población
En concreto, los expertos explican que el cambio climático afecta de manera negativa al bienestar y la salud mental de la población, causando, a corto plazo, a
lteraciones del sueño, el incremento enfermedades mentales como depresión o ansiedad y
aumentando la incidencia de suicidios. A largo plazo, muchos eventos relacionados con el cambio climático, como la degradación de ecosistemas y pérdida del entorno, el aumento de conflictos, las alteraciones sociales y económicas y las migraciones, también tendrían consecuencias negativas en la salud mental de la población, principalmente en los más vulnerables.
A pesar de todas estas evidencias, resulta especialmente desolador comprobar la pérdida paulatina de peso de las estructuras de salud pública y de sanidad ambiental, estructuras que están llamadas a ser las verdaderas protagonistas en el diseño y desarrollo de las líneas de acción y defensa de las estrategias de adaptación al cambio climático.