Este protocolo sanitario ha logrado triplicar el número de pacientes de Madrid con acceso a un tratamiento adecuado
27 de octubre 2017. 1:30 pm
El código ictus ya lleva activo más de una década en Madrid y ya se puede cuantificar hasta qué punto ha supuesto una mejora para estos pacientes. Concretamente, ha logrado triplicar el número de pacientes de Madrid con acceso a un tratamiento adecuado: de un…
El código ictus ya lleva activo más de una década en Madrid y ya se puede cuantificar hasta qué punto ha supuesto una mejora para estos pacientes. Concretamente, ha logrado triplicar el número de pacientes de Madrid con acceso a un tratamiento adecuado: de un 7 por ciento en 2008, a un 26 por ciento en 2015. Esto supone una gran mejora en su calidad de vida, ya que más del 60 por ciento es independiente al cabo de tres meses.
Estas son algunas de las ideas que ha expuesto el neurólogo José Egido, coordinador de la Unidad de Ictus del Hospital Clínico San Carlos de Madrid y moderador de una mesa redonda en la Jornada “Plan de Atención del Ictus de la Comunidad de Madrid, 10 años después”, organizada por el Grupo Casaverde, con el patrocinio de la farmacéutica Ferrer.
El principal objetivo de ese protocolo sanitario no ha sido otro que reducir las secuelas y la mortalidad del ictus. En este sentido, José Egido explicaba que era una cuestión vital, ya que este “es un problema sanitario de primer orden, que constituye la segunda causa de muerte, la primera en mujeres, la razón más frecuente de discapacidad en adultos y la segunda causa de demencia”.
Las cifras aportadas en este foro demuestran que está funcionando. No obstante, el experto puntualiza que estos tratamientos son muy dependientes del tiempo, pues “sólo son eficaces y seguros si se administran muy pronto tras la aparición de los primeros síntomas del ictus”.
Una perspectiva de futuro
Si estas son las cifras que se han conseguido hasta ahora, aportando una mirada sobre el futuro, Alberto Giménez Artés, presidente del Grupo Casaverde, consideraba que aún queda mucho trabajo por hacer.
En su opinión, además de optimizar la calidad de los fármacos necesarios durante la fase aguda, en la hospitalización del paciente, hay que seguir trabajando en los retos asociados a la fase subaguda, de recuperación. “Una rehabilitación multidisciplinar mejoraría los datos y evitaría la dependencia moderada y grave en el 60por ciento de los casos”, aseguraba.
Por último, Giménez Artés señalaba que es fundamental insistir en la prevención de la salud. “Cada vez hay más casos de ictus, pero podemos evitar un gran porcentaje de episodios con hábitos de vida saludables. El tabaquismo y una mala alimentación son dos de los principales factores de riesgo”.