Se trata de un documento de posición, principios y deberes en el ejercicio de la dirección médica de los hospitales y centros sanitarios
En el pasado III Congreso de la Profesión Médica de Cataluña uno de los temas de debate fue la necesidad de establecer unos principios éticos no solo en la asistencia sanitaria, sino también en la dirección médica. Este debate, que inició un grupo de médicos…
En el pasado III Congreso de la Profesión Médica de Cataluña uno de los temas de debate fue la necesidad de establecer unos principios éticos no solo en la asistencia sanitaria, sino también en la dirección médica. Este debate, que inició un grupo de médicos en este foro, finalmente se ha traducido en la presentación de un documento de posición, principios y deberes en el ejercicio de la dirección médica de los hospitales y centros sanitarios, que ha presentado el
Consejo de Colegios Médicos de Cataluña (COMB).
De esta forma, el documento, coordinado por el doctor Antoni Castells, director médico del Hospital Clínico de Barcelona, pretende marcar unos elementos de reflexión comunes para la práctica del ejercicio de la dirección médica, especificando los principios y deberes que se proyectan hacia las personas enfermas, para con los profesionales y con las instituciones sanitarias y su entorno social.
La principal idea a destacar es que se concreta que la vocación de servicio a la institución, de manera genérica, y a los compañeros, en particular, debe constituir el eje vertebrador de la misión del director médico, con el objetivo último de proporcionar la mejor atención a las personas enfermas y a la sociedad a la que éstas pertenece.
Aspectos concretos
Si bien esta es la idea general, en cuanto a aspectos más concretos, incide por una parte en la relación con los profesionales. Así, remarca que la dirección médica ha de ser garante del respeto a los derechos éticos y deontológicos y de todo orden por parte de los facultativos del centro.
Sobre las instituciones sanitarias y su entorno social señala que la dirección médica ha de promover la mejora de la calidad asistencial que proporciona el centro a la sociedad a la cual se debe. Con este fin, ha de evaluar y, eventualmente, solicitar a las autoridades sanitarias o responsables económicos del centro los recursos necesarios para llevarla a cabo, siempre amparándose en criterios de eficiencia y supeditado a los condicionantes económicos del entorno.
Por último, el documento especifica que de los deberes que la dirección médica contrae en virtud de su cargo, además de perseguir el óptimo funcionamiento del centro, constituye un apoyo esencial a sus actuaciones ante potenciales injerencias externas y un marco en el que ampararse en el caso de eventuales conflictos profesionales.