Las dislipemias secundarias son las que están vinculadas a patologías como diabetes, hipotiroidismo, síndrome metabólico e, incluso, obesidad patológica. El término secundarias hace referencia a aquellas que son de origen no genético, bien por alimentación no adecuada o por aparecer en el contexto de otras…
Las dislipemias secundarias son las que están vinculadas a patologías como diabetes, hipotiroidismo, síndrome metabólico e, incluso, obesidad patológica. El término secundarias hace referencia a aquellas que son de origen no genético, bien por alimentación no adecuada o por aparecer en el contexto de otras enfermedades.
La causa principal de las dislipemias secundarias es la alimentación inadecuada, con una ingesta excesiva de grasas saturadas, colesterol, ácidos grasos mono o poliinsaturados, con átomos de hidrógeno agregados, que se usan en muchos alimentos procesados, y grasas trans. A todo esto hay que añadir un estilo de vida sedentario.
En el grupo de enfermedades que asocian alteraciones en el metabolismo lipídico, la más frecuente es la diabetes mellitus tipo 2. Otras causas secundarias son el consumo excesivo de alcohol, enfermedad renal crónica, hipotiroidismo, cirrosis biliar primaria, otras enfermedades colestásicas del hígado, ciertos fármacos, como tiazidas, betabloqueantes, retinoides, antirretrovirales de gran actividad, ciclosporina, tracolimus, estrógenos, progrestágenos y glucocorticoides.
Pautas dietéticas
En cuanto al tratamiento, el primer paso que se establece es el manejo nutricional. En pacientes con LDL-colesterol elevado es necesario reducir la ingesta de grasa saturada a <7% calorías totales, la ingesta de colesterol a 200mg/dL, límite /eliminar grasas trans, reducir el peso en caso de sobrepeso u obesidad, aumentar ingesta de fibra soluble e incorporar fitoesteroles.
En pacientes que presentan hipertriglicemia también hay que limitar ingesta de alcohol, con control y disminución de peso, incrementar actividad física, controlar ingesta de hidratos de carbono y considerar, según los niveles, el consumo de omega 3.
Por su parte, en las personas con HDL bajo exclusivamente, se controlará el sobrepeso, y se aumentará el ejercicio físico y el consumo de aceite de oliva virgen extra.
Pautas farmacológicas
En cuanto al tratamiento farmacológico, las estatinas son el fármaco de elección. Existen varias en el mercado con distinta potencia hipolipemiante. Por eso, la indicación y dosis se decidirá de manera individualizada a cada paciente teniendo en cuenta su riesgo cardiovascular.
El control de su efectividad se realizará a través de la medición del perfil lipídico de cada paciente, en analíticas correctamente realizadas, en ayunos de 12 horas y confirmando valores. Se tendrá en cuenta al seleccionarlas también la tolerancia y la aparición de posibles efectos secundarios.
Como tratamiento complementario a las estatinas se encuentra ezetimibe, que tiene otro mecanismo de acción y que se puede combinar con estatinas.
En pacientes que no toleren las estatinas, existe la posibilidad del uso de nutracéuticos, combinaciones fijas de distintos compuestos alimentarios que han demostrado a nivel científico disminuir los niveles de colesterol e incluso beneficios cardiovasculares. Estos compuestos también han sido utilizados en pacientes con muy alto riesgo cardiovascular, añadidos a estatinas/ezetimibe, cuando aún así no se logran los objetivos deseados.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Atención Primaria M. Ángel Arroyo Sebastián, Estanislao Puig Agulló y Enrique Martínez Arnau, del Centro de Salud de San Juan, y los cardiólogos Lucas Cano Calabria y Rafael María Fernández Rivero, y los internistas Enrique Fernández Molle y Jesús Manuel Garcia Mata, del Hospital de Jerez.