El seguimiento en la edad infanto-juvenil de la hiperlipidemia continuará en los años posteriores, en la mitad de los casos con CT y LDL elevados. Los factores, como el nivel de ejercicio que se realiza, el sedentarismo, el sobrepeso, comida rápida y demás factores, influyen en su evolución.
Hay que prestar especial atención al sobrepeso, que es uno de los mejores marcadores independientes de dislipidemia en la edad adulta, ya que indica que, normalmente en el futuro, conllevará problemas como síndrome metabólico, resistencia a la insulina, HTA, DM2,… Los antecedentes familiares son muy importantes para valorar la posible evolución. Para ello, hay que valorar la historia familiar positiva de alguno de los padres con CT > 240 mg/dl.
En el control de la dislipemia infantil hay que tener en cuenta que la forma y las pautas de alimentación en los niños es fundamental. Así la calidad de la grasa ingerida conllevará a reducir las calorías procedentes de alimentos grasos. La ingesta no debe superar el 35% de las calorías totales. Con las proteínas e hidratos de carbono hay que recordar que si se abusa pueden dar lugar a problemas como el sobrepeso.
Así, el tipo de grasa influirá de manera determinante en el incremento o en el descenso del colesterol. Las grasas como el ácido oleico, es decir, monoinsaturadas, son muy beneficiosas para el descenso del CLDL, siendo su ingesta mínima sobre las 450 mg/día, lo que vendríaa ser un 15-20% de la aportación calórica diaria. Sin embargo, los ácidos grasos saturados, como el laúrico o palmítico, no deberían aportar mas del 10% de las calorías totales, y los ácidos poliinsaturados, como los omegasa-3 y los omegas-6, tienem ventajas, pero también problemas trombogénicos, por lo que no deben superar el 8% de la ingesta calórica diaria.
Dieta variada
Entre las recomendaciones dietéticas están aumentar la ingesta de pescado, consumir hidratos de carbono, legumbres, patatas y cereales; fruta y verdura; lácteos desnatados o semidesnatados y los huevos y las carnes rojas con limitaciones. A la hora de cocinar, es mejor optar por la plancha mejor que fritos.
La educación del menor y conocer sus gustos y sus costumbres a la hora de realizar pautas de alimentación es importante, ya que hay que optimizar la ingesta calórica de manera que se ajuste al grado de actividad física del niño, así como prevenir y tratar las situaciones de sobrepeso y obesidad. El niño tiene que aprender a seguir las pautas encaminadas a conseguir un estilo de vida saludable desde el punto de vista de la prevención cardiovascular.
Pautas farmacológicas
Dado que las lesiones ateroscleróticas susceptibles de modificación significativa se desarrollan en torno a los 10 años de edad, esta es la edad mínima recomendada para considerar el inicio del tratamiento farmacológico. A pesar de esto, en casos seleccionados con valores de colesterol extremadamente elevados (cLDL >500mg/dl), el especialista puede valorar la posibilidad de iniciarlo a edades más tempranas, 8 años.
Es opinión generalizada que, independientemente de la edad y del fármaco prescrito, el tratamiento dietético debe continuarse para optimizar los resultados, así como el control de otros factores de riesgo cardiovascular. La percepción familiar sobre el tratamiento farmacológico también debe ser un aspecto para tener en cuenta.
En líneas generales, la dosis recomendada de atorvastatina es de 10 a 20mg/día, aunque en las formas homocigotas de HFM puede aumentarse hasta 80mg/día. En el caso de la pravastatina, la dosis es de 10 a 20mg/día hasta los 13 años de edad y de 10 a 40mg/día entre los 14 y los 18 años. El tratamiento debe comenzarse con la dosis más baja, una vez al día, preferentemente por la noche.
Por su parte, la ezetimiba impide la absorción intestinal de colesterol y fitosteroles. Aunque con su uso aislado se han referido disminuciones de los valores de CT de un 13% y de LDL de un 18%, no parece que la ezetimiba por sí misma tenga capacidad de mejorar la función endotelial. Utilizada en combinación con las estatinas, los efectos son mayores. En los estudios publicados hasta el momento, que han incluido población pediátrica, la tolerancia y seguridad ha sido buena.
Factor genético
Existe una gran heterogenicidad genética y molecular para la HF, con varios loci responsables, siendo el más frecuente el gen del receptor de LDL (PLDL). No obstante, hay muy pocas referencias en la literatura médica sobre estudios genéticos de la HF en edad pediátrica. El diagnóstico precoz es fundamental dado que las personas afectadas presentan una elevada frecuencia de ECV precoz, y, por tanto, una expectativa de vida acortada.
El diagnóstico definitivo se establece mediante el estudio genético del TLDL. Actualmente, se dispone de un test genético rápido y fiable para el diagnóstico de la HF mediante DNA arrays, que ha demostrado ser una técnica con alta sensibilidad y especificidad para el diagnóstico genético de la HF.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Atención Primaria Juncal Roca Lorente y José Luis Gutiérrez Esteban y los endocrinólogos Josu Pérez Yeboles y Alfredo Yoldi Arrieta, San Sebastián; José Guerrero Sánchez, Valentín Horaleda Linde, José Miro Rodríguez y Khalid Ahmad, de Almería, y Mario Sánchez Pedrosa, José López Gómez, Miguel Angel Moro Morales y Andrés May Garayalde, de Huercal-Overa.
El control del LDL en la infancia es clave para prevenir el riesgo cardiovascular
El manejo de la hiperlipidemia en la infancia y en la adolescencia requiere de una implicación de los afectados en la modificación del estilo de vida para controlar el riesgo cardiovascular
Clara Simón
24 de marzo 2020. 11:00 am