La obesidad es un factor de riesgo determinante en el desarrollo de la diabetes, y es uno de los elementos culpables del incremento de su prevalencia. Se debe tener muy en cuenta el sobrepeso/obesidad y dirigir y reeducar a los pacientes en una vida sana con una dieta más saludable, sin olvidar la incorporación del ejercicio físico.
En torno a un 25% de los pacientes de las consultas tienen obesidad y/o sobrepeso. De estos, son diabéticos alrededor de un 15%.
En cuanto a los criterios de derivación al endocrinólogo, los especialistas destacan que se derivan pacientes que a pesar de llevar bien la dieta, el ejercicio y cumplen con su tratamiento no consigue alcanzar las cifras deseadas de glicada.
Se trata de un paciente con un seguimiento no adecuado, con patología genética o de páncreas. En general, suelen ser obesos a los que se les recomiendan cirugía para bajar de peso. Tienen un difícil control de la glucemia debido a hipertiroidismo o la diabetes tipo 1. También se suelen derivar a diabéticos en menores de 40 años o a las mujeres que tienen diabetes gestacional.
Ejercicio físico
A la hora de hacer ejercicio, las recomendaciones se basan en función del grado de obesidad, edad, condiciones físicas, mentales y posibilidades del paciente; pero caminar media hora todos los días es una pauta básica. Según las características del paciente puede recomendarse un ejercicio más activo, como natación, acudir a un gimnasio, correr, montar en bicicleta, siempre teniendo en cuenta el historial médico del paciente. El ejercicio ideal es una sesión con 10-20 minutos de estiramiento, 5 minutos de carrera suave, 15 minutos de ejercicio aeróbico y 5 minutos con ejercicio de baja intensidad. Pero estas recomendaciones se logran en pocas ocasiones, ya que se trata personas que ya son obesas.
Los alimentos con alto contenido glucémico se deben descartar de la dieta; esta debe contener alimentos ricos en fibra, frutas y vegetales. Hay que limitar el consumo de grasas y el de alcohol. También es bueno regular el tamaño de las raciones.
En la mayoría de los casos, el cumplimiento del paciente suele ser bajo, sobre todo porque abusan de las grasas y el pan. Muchas veces piensan que solo los dulces contienen azúcar y consumen alimentos con gran contenido en azúcar. Por eso, es recomendable revisar las etiquetas de los productos.
Comorbilidades
En el manejo del paciente diabético, es necesario tener en cuenta la capacidad funcional y cognitiva, y las comorbilidades. La estrategia terapéutica hay que individualizarla y consensuarla con el paciente y cuidadores en función del objetivo planteado. Deben priorizarse las terapias antidiabéticas que minimicen el riesgo de hipoglucemias. Ante los ancianos que viven solos, tratar de hablar con la familia o actuar junto a la asistenta social, para lograr el mayor control de sus patologías.
En este contexto, Enfermería contribuye activamente a que el paciente adquiera habilidades, hábitos y conductas que fomenten su autocuidado. Puede llegar a conocer mejor el entorno de la persona y relacionarlo con sus comportamientos para que mejore sus hábitos alimenticios y control de tratamiento. También apoyan en labor educacional y en el seguimiento del paciente crónico, con el control del tratamiento y el cumplimiento de las recomendaciones higiénico-sanitarias. Es un papel fundamental de apoyo y ayuda al familiar enfermo. Un apoyo eficaz permite al paciente seguir las recomendaciones dietéticas y de ejercicio. En caso de paciente anciano es imprescindible para el buen control de su enfermedad.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Atención Primaria José Ángel Martinez Millian, Manuel Botaya Marcial, Luis Otegui llarduya, Javier Sangros González y Martin Lalinde Herrero, del Centro de Salud Torrero Este.
El control individual de la obesidad marca el manejo de la diabetes
Clara Simón
8 de julio 2019. 12:01 pm