Las cardiopatías congénitas son un grupo de enfermedades caracterizadas por unos problemas estructurales del corazón que se desarrollan durante el periodo embrionario. El diagnóstico se sospecha en la clínica del recién nacido donde hay característicamente soplos cardiacos de diferentes intensidades a veces asociados (dependiendo del…
Las cardiopatías congénitas son un grupo de enfermedades caracterizadas por unos problemas estructurales del corazón que se desarrollan durante el periodo embrionario. El diagnóstico se sospecha en la clínica del recién nacido donde hay característicamente soplos cardiacos de diferentes intensidades a veces asociados (dependiendo del defecto) a hipoxemia y cianosis.
En cuanto a la confirmación diagnóstica, el ecocardiograma con Doppler es el método de elección que se puede complementar con el cateterismo para visualizar mejor el estado de las arterias. En los últimos tiempos se ha desarrollado un método revolucionario como el angio-Power 3D, que permite realizar el diagnóstico de la malformación de una manera muy detallada en el periodo embrionario o fetal.
El seguimiento de este tipo de pacientes corresponde al servicio de cardiología pediátrica y la periodicidad de las revisiones dependerá de la estabilidad clínica de la cardiopatía. En los casos en los que se logran una corrección quirúrgica exitosa es muy probable que el especialista decida que el paciente no requiera más seguimiento. En los casos donde el paciente no ha sido tributario de cirugía o ésta no ha sido exitosa, el especialista decidirá de forma individualizada la periodicidad del control, si requiere solo control clínico o también el soporte de exploraciones complementarias, en las que sin duda, destaca la ecocardiografía-doppler. Otras exploraciones que han demostrado su utilidad son el electrocardiograma, la radiografía de tórax, el cateterismo, aortografías, ventriculografías y resonancia magnética.
Dieta de niño cardiópata
En cuanto a la dieta, la leche materna constituye la mejor alimentación del niño cardiópata por tener una concentración baja de sodio y una mejor absorción de hierro. Se debe instruir a la madre para que deje descansar al lactante unos segundos si le nota agitado o cianótico. Para evitar que regurgite, es conveniente no moverlo ni cambiarle de pañal tras las tomas, y ponerle a dormir discretamente semisentado (en decúbito supino o lateral). La posición semisentada también mejora la disnea si se tiene insuficiencia cardiaca. La utilidad de la alimentación con biberón se basa en que permite medir el aporte y aumentar el aporte calórico de las tomas, pero no es cierto el tópico de que cueste menos trabajo que la succión del pecho materno, ya que se ha documentado lo contrario: se produce un mayor consumo de oxígeno con la succión del biberón que del pecho. Pueden ser necesarios suplementos de hierro en caso de anemia o en portadores de cardiopatías que cursan con hipoxemia. Las indicaciones de suplementos vitamínicos y flúor son las mismas que en los niños sin enfermedades cardiacas.
Se debe ser flexibles en el horario de las tomas. A veces se requieren tomas de menor volumen (para evitar el cansancio con la toma) y más frecuentes. En los niños mayores como norma general, se aconsejará una dieta pobre en sal.
Suplementos
Los niños con cardiopatías cianóticas requieren una mayor cantidad de hemoglobina para atenuar la hipoxia tisular, por lo que en ellos cifras normales de hemoglobina y hematocrito indican anemia. La causa más probable es la carencia de hierro y el mejor parámetro para evaluarla es el volumen corpuscular medio por debajo de 735. Para prevenir la anemia por carencia de hierro en niños con cardiopatías cianosantes es una práctica habitual la administración de suplementos orales, bien continuos en dosis bajas, bien discontinuos en dosis mayores. A los pacientes con riesgo o clara insuficiencia cardiaca se les aconseja no añadir sal en las comidas y evitar los alimentos salados. En su condición de niños se pueden tolerar pequeños excesos puntuales (por ejemplo, en un cumpleaños). Las necesidades de agua dependen en buena medida de la ingesta de sal, por lo que si ésta se controla no es preciso restringir el agua, salvo en casos de insuficiencia cardiaca grave.
Deporte
El ejercicio físico recomendado varía según el tipo de lesión que presente el enfermo, así como el grado de afectación funcional que padezca. Hay que tener en cuenta que los pacientes operados podrán también realizar deporte tras el postoperatorio, una vez valorada su situación. En los casos de comunicación interauricular, interventricular o ductus arterioso, el ejercicio está contraindicado sólo cuando el 'cortocircuito' sea grande o cuando exista hipertensión pulmonar. Lo mismo ocurre con los que, tras una operación exitosa, están sanos o con lesiones mínimas.
Para los niños que sufren estenosis pulmonar o estenosis aórtica se contraindica el ejercicio físico intenso y/o el deporte de competición (si las lesiones son de grado moderado o severo). Cuando son leves, en principio no existen restricciones para el ejercicio. Los niños con cardiopatía cianógena no pueden realizar ejercicios que impliquen grandes esfuerzos, salvo los que, tras la operación, obtengan una corrección total y sí pueden realizar todo tipo de actividades. Los niños con miocardiopatía hipertrófica tienen más riesgo de sufrir muerte súbita. Al ser imposible determinar qué tipo de pacientes con este diagnóstico están en riesgo se aconseja ser cautos sobre la cantidad de ejercicio a realizar y contraindicar los deportes de competición, sobre todo si implican un esfuerzo muy intenso. El prolapso de la válvula mitral no presenta ninguna contraindicación para hacer ejercicio o deporte de competición.
Para la hipertensión arterial, que es bastante extraña en los más pequeños, no está contraindicada la actividad física; más bien, resulta beneficiosa. Sólo hay una excepción y son los casos de hipertensión severa en los que no se deben elegir deportes estáticos que suelen subir bruscamente la tensión arterial.
Casos a tener en cuenta
La enfermedad de Kawasaki es la causa más frecuente de alteraciones coronarias en el niño y para ella se contraindica el ejercicio intenso por el riesgo de muerte súbita. La presencia de trastornos del ritmo cardiaco no supone la imposibilidad de hacer ejercicio, a menos que las arritmias sean sintomáticas. Si la frecuencia cardiaca -en reposo y durante el ejercicio- es adecuada, podrá llevarse a cabo porque no se compromete de antemano el gasto cardiaco.
La mayoría de estos niños tienen una infancia normal tras ser reparado su problema. Algunos que han sufrido descompensaciones graves en el periodo neonatal pueden tener déficit motor que requerirá de rehabilitación. Se les debe aclarar a los padres que la mayoría de los cardiópatas no sufren eventos graves agudos, que los síntomas suelen ser progresivos y que se establecen revisiones periódicas generalmente para detectar estos problemas antes de que se hagan muy evidentes. Los pacientes más inestables son los que tienen fisiología univentricular.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Medicina de Familia Osmani Villegas Sánchez, Lluis Sabala Abello, Antonio Mario Gascue Rancaño y Carlos Alberto Bascou Caram, de Girona, y Henry Luis Brito, Yamileth Ramos de Armas, Víctor López Marina, Jordi Nicolau Grego y el cardiólogo Juan Valldeperes Combas, del CAP Rambla, en Terrassa.