El dolor en pacientes con sensibilización central afecta no solo a las articulaciones en movimiento, sino también en reposo; además, altera el sueño y empeora la calidad de vida, según explica Luis García-Giralda, médico del Centro de Salud San Juan de Murcia, quien añade que el primer abordaje de los pacientes con sensibilización central suele realizarse en la consulta de Atención Primaria.
Estos pacientes han tenido algún proceso que origina directamente un dolor neuropático, como puede ser un herpes zóster, o bien sufren problemas de larga evolución de articulaciones, ya sea en la cadera o en las rodillas, e, incluso, en la columna. “El dolor producido por el herpes zóster es agudo, aunque luego se mantiene en el tiempo. Los dolores que aparecen en su entorno, en patología osteoarticular, son insidiosos, permanecen a lo largo del tiempo y van evolucionando también por etapas. Algunas semanas o meses los pacientes tienen más dolor y, en otras ocasiones, menos. Algunos pacientes mejoran con los tratamientos analgésicos, pero otros no evolucionan bien. El dolor neuropático y el postquirúrgico son diferentes en su manifestación a nivel osteoarticular y en su evolución, y de entrada exigen unos tratamientos específicos”, indica este facultativo.
Diagnóstico de sensibilización central
El diagnóstico de la sensibilización central es “relativamente fácil” cuando se debe a etiologías muy definidas, como el dolor postquirúrgico o el herpes zóster. Por el contrario, “cuando se debe a problemas osteoarticulares es bastante más difícil, porque el dolor se hace crónico de forma muy paulatina y variable; por tanto, en estos casos nos centramos más en el dolor exclusivo a nivel local, a nivel de articulación, y no nos fijamos tanto en los síntomas y las manifestaciones generales de dolores erráticos y de mala evolución que tiene la sensibilización central”, explica García-Giralda.
Según la experiencia de este facultativo, el paciente define su dolor, en principio, con síntomas clásicos, y ya no solo habla de dolor, sino también de otros síntomas como las parestesias, los hormigueos, la sensación de quemazón o la falta de sensibilidad. Además, estos síntomas afectan a territorios que están fuera de donde está localizado habitualmente el dolor. “Por ejemplo, si estamos hablando de un problema de una rodilla, el dolor se suele extender hacia el muslo y, a veces, hacia toda la pierna. Estos comportamientos erráticos de los síntomas deben hacernos pensar que se puede estar desarrollando un síndrome de sensibilización central”.
Respecto al tratamiento, García-Giralda comenta que cuando se trata de un dolor localizado osteoarticular, en principio, se prescriben analgésicos. “Con el paso del tiempo, si el paciente no responde de forma adecuada, empezamos a pensar que necesita otro tipo de abordaje terapéutico”.
El dolor en pacientes con sensibilización central afecta a las articulaciones en movimiento y también en reposo
La SC también altera el sueño y empeora la calidad de vida, según explica Luis García-Giralda, médico del Centro de Salud San Juan de Murcia, quien añade que el primer abordaje de estos pacientes suele realizarse en la consulta de Atención Primaria
Eva Fariña
23 de noviembre 2018. 11:35 am