La respuesta en el
perfil lipídico después de una sesión de
ejercicio físico, así como sus efectos después de hacerlo, es diferente según el tipo de ejercicio, la intensidad, la frecuencia, la duración de la sesión y el tiempo de permanencia en el programa de entrenamiento físico.
Los
lípidos almacenados en el organismo representan la despensa energética y son una fuente casi inagotable de energía durante el
ejercicio. Su utilización crece conforme el
ejercicio aumenta en duración. Los ácidos grasos que se utilizan en el metabolismo muscular provienen del tejido adiposo, de las
lipoproteínas circulantes o de los triglicéridos almacenados en la célula muscular.
El aumento de la actividad de la
lipoproteinlipasa también se ha observado en relación con los cambios descritos en los
triglicéridos y el
cHDL. Se consigue una disminución de los valores plasmáticos de
triglicéridos y un aumento de las concentraciones de
cHDL con el
ejercicio físico en personas con valores de
colesterol dentro de los límites normales.
Evidencia científica
Existe evidencia científica sobre los efectos del
ejercicio aeróbico de moderada intensidad en el perfil lipídico, entre los que hay que destacar el cambio favorable que ejerce en el
metabolismo lipoprotéico, debido al incremento de la fracción
cHDL por su carácter
cardioprotector.
Es necesario que el
ejercicio sea prolongado para influir en el
cHDL y el
cLDL. Los deportes también de alto componente dinámico, pero con contracciones musculares concéntricas y bajo impacto articular, como la natación, serían los más beneficiosos para mejorar el
perfil lipídico.
No obstante, es necesario disponer más
evidencia científica en estudios donde se comparen los mismos deportes a diferente nivel de dedicación para constatar el efecto real que tiene sobre el metabolismo de los lípidos.
Los sujetos con
dislipemia deberían realizar una actividad deportiva de tipo aeróbico y de moderada intensidad. Los efectos en el
metabolismo lipídico son reversibles y llegan a desaparecer si no se sigue un entrenamiento continuado. El ejercicio físico debería formar parte de su estilo de vida.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores Mabel Tavarez Durán, Ricardo Moya Medina, Javier Luño Comps, Javier Legrá, Marcelino López Álamo, Jorge Orihuela de la Cal y Evelyn Pascual.