Una reciente publicación en The Lancet ha realizado una revisión sistemática de la eficacia y aceptabilidad de 21 antidepresivos para el tratamiento de la depresión grave en adultos, con el objetivo de facilitar al clínico la elección de los mismos, ya que el tratamiento ha evolucionado sustancialmente a lo largo de las últimas décadas.
Los resultados del mismo han sido debatidos en el simposio “Metaanálisis de Cipriani a debate”, organizado por Lundbeck en el marco del XXI Congreso Nacional de Psiquiatría. En un primer acercamiento, Virginia Soria, psiquiatra en el Hospital de Universitario de Bellvitge, en Barcelona, aportaba que “el metaanálisis de Cipriani y sus colaboradores demuestra que los antidepresivos son eficaces para mejorar los síntomas de la depresión y que la aceptabilidad de la mayoría de los antidepresivos más utilizados en la práctica clínica habitual es buena, con tasas de discontinuación similares al placebo”.
Sin embargo, la experta matizaba que “las conclusiones del estudio deben trasladarse con cautela a la práctica clínica habitual en la prescripción de antidepresivos en pacientes individuales y no sustituyen al juicio clínico del profesional de la salud mental en la toma de decisiones en un paciente concreto”. Y es que, según la experta, la decisión final siempre se ha de tomar teniendo en cuenta “múltiples factores que pueden afectar a la respuesta y tolerabilidad al tratamiento, como pueden ser el perfil sintomático particular del paciente, comorbilidades con enfermedades físicas y psiquiátricas, interacciones con otros tratamientos, preocupaciones por eventuales efectos secundarios concretos o bien determinados factores psico-sociales”.
El estigma social y la adherencia
Más allá de las conclusiones del estudio, los asistentes al simposio debatían sobre otra cuestión vital y es que en la actualidad persiste el estigma social sobre este tratamiento, lo que limita o impide la recuperación a muchos pacientes, sobre todo por problemas de adherencia.
Tal es así que según el Estudio Lundbeck “¿Qué opinan los españoles sobre la depresión?', el 72 por ciento de los entrevistados considera que “esta medicación engancha, genera dependencia”, mientras que el 61 por ciento cree que “anulan a la persona” y el 56 por ciento que “provocan más efectos secundarios que otros fármacos”, lo que confirma este estigma social.
A este respecto, Blanca Fernández-Abascal, coordinadora de la Unidad de Salud Mental López Albo 1 adscrita al Hospital Universitario Marqués de Valdecilla, “la sociedad se encuentra dividida; por un lado, se encontraría un grupo de personas que no tolera malestares inherentes a los problemas de su vida cotidiana y solicita un antidepresivo, el cual no va a beneficiarles y, por otro lado, estarían aquellos que el reconocer que presentan síntomas depresivos lo identifican como señal de debilidad y permanecen durante mucho tiempo con una reducción significativa en su actividad tanto laboral, social como familiar que, de no tratarse, no recuperarán jamás”.
De esta forma, a modo de conclusión, Soria aportaba que conseguir la erradicación del estigma y la normalización del tratamiento pasan por “mejorar la información sobre el concepto de depresión y su tratamiento, visibilizar socialmente el problema y evitar asimilaciones erróneas que se dan con frecuencia con valores con connotaciones sociales negativas, como por ejemplo la identificación entre depresión y debilidad”.
El estigma social que pesa sobre los antidepresivos dificulta la adherencia
Así se ha asegurado en el simposio “Metaanálisis de Cipriani a debate”, organizado por Lundbeck en el marco del XXI Congreso Nacional de Psiquiatría
El Médico Interactivo
19 de octubre 2018. 2:45 pm