Existen varias formas de diagnosticar la diabetes mellitus y, normalmente, es necesario repetir las pruebas una segunda vez para fijar el diagnóstico. La prueba de la cifra de la hemoglobina glicosilada mide el nivel promedio de la glucosa en sangre durante los últimos meses. Una ventaja importante de esta prueba es que el paciente no tiene que ayunar, además de señalar las cifras promedio de glucosa en un periodo de tiempo importante.
La medición de los niveles de glucosa plasmática en ayunas es una prueba que generalmente se realiza a primera hora de la mañana y mide el nivel de glucosa en sangre cuando en paciente está en ayunas. El ayuno significa no comer ni beber nada, salvo agua, por lo menos 8 horas antes de la prueba.
La realización de la prueba de la tolerancia a la glucosa oral mide el nivel de glucosa en la sangre antes de beber una bebida dulce especial y 2 horas después de tomarla. Indica de qué manera el cuerpo procesa la glucosa.
Por otra parte, también está la prueba aleatoria de la glucosa plasmática en la que se hace un análisis de sangre en cualquier momento del día cuando se ve que el paciente tiene síntomas de una diabetes severa.
Candidatos a las pruebas
Así, cualquier paciente con un IMC superior a 25 que tenga asociados factores de riesgo adicionales, con presión arterial alta, estilo de vida sedentario, antecedentes de diabetes durante el embarazo, niveles altos de colesterol, antecedentes de enfermedad cardiaca o componentes hereditarios, es sometido a alguna de las pruebas citadas para descartar una diabetes mellitus.
En la actualidad, no existe ningún estudio que demuestre los beneficios de una estrategia para el diagnóstico precoz de la DM2 en individuos asintomáticos. Hay trabajos que han demostrado que se puede reducir la incidencia de DM2 en pacientes de riesgo mediante modificaciones del estilo de vida. Por eso, se recomienda la búsqueda de casos en personas de alto riesgo mediante cribado oportunista en la consulta. Los criterios de cribado de la ADA 2017 se fijan en la determinación de glucemia plasmática en ayunas cada tres años en mayores de 45 años; anualmente y a cualquier edad, en la población de riesgo de DM, en personas con IMC>25Kg/m2 y al menos uno de los siguientes factores: antecedentes familiares de DM (en primer grado), antecedentes familiares de diabetes gestacional, diagnóstico previo de ITG, GBA o HBA1C>= 5,7, etnias de riesgo, sedentarismo, antecedentes personales de enfermedad cardiovascular, dislipemia ligada a HDL>35 mg/dl y/o triglicéridos >250 mg/dl, hipertensión arterial y síndrome de ovario poliquístico o acantosis nigricans.
Cribado
Con el cribado poblacional no se ha mostrado una reducción significativa en la morbimortalidad, pero el control de los factores de riesgo cardiovascular ha mejorado mucho, incluyendo la media de la HbA1c. Asimismo, se ha reducido de forma significativa la prevalencia de complicaciones, sobre todo microvasculares, pero también macrovasculares.
La diabetes es una enfermedad con fuerte carga hereditaria, por lo que no siempre puede prevenirse su desarrollo. Por ello, las personas cuyos padres o hermanos son diabéticos están más predispuestas a padecerla. La edad también supone un factor de riesgo no modificable, pues su prevalencia aumenta a partir de la mediana edad y es muy superior en la tercera edad. También el estilo de vida influye en el posible desarrollo de la enfermedad, por lo que habría posibilidad de hacer modificaciones, evitando el sobrepeso, la obesidad, el tabaquismo o el sedentarismo. La HTA, la hipertrigliceridemia, el HDL bajo, así como las enfermedades del corazón o los accidentes cardiovasculares son factores que pueden influir en el desarrollo de la diabetes. La prevención de la diabetes supone principalmente un cambio en el estilo de vida, que se basaría en el cambio a una alimentación saludable y en la práctica de ejercicio moderado a diario.
Detección precoz
Es muy importante una detección temprana de la diabetes pues está demostrado que el cambio de estilo de vida puede impedir que la prediabetes se transforme en una diabetes. Hay que personalizar siempre el tratamiento, empezando por el cambio en el estilo de vida. Pasados tres meses de la instauración de estos cambios, si no se consigue bajar la cifra de la hemoglobina glicosilada habría que prescribir un fármaco antidiabético oral, metformina en principio, pues se trata de prevenir complicaciones o retrasar la progresión de las que ya estén presentes.
Habría que establecer objetivos más estrictos según el tipo de paciente, ya que una persona más joven tiene más posibilidades de desarrollar las complicaciones provocadas por la diabetes, mientras que a medida que se acorta la expectativa de vida, los objetivos no lo serán tanto para evitar las complicaciones que pueda provocar el tratamiento. La existencia de otros factores de riesgo cardiovascular, HTA, tabaquismo, obesidad,…, hacen necesario que el tratamiento sea más intensivo. En estos casos, y, dependiendo del paciente habría que asociar a la metformina en un segundo escalón un iDPP4 o un iSGLT2.
Evitar la diabetes
Es posible retroceder de un estado prediabético a la normalidad. Se ha demostrado que durante un periodo de 3-5 años, alrededor del 25% de los individuos progresa a DM2, el 25% regresa a un estado normal de tolerancia a la glucosa y el 50% permanece en estado prediabético. Por lo tanto, la progresión es evitable. La prediabetes es un trastorno donde el nivel de glucosa en sangre es mayor de las cifras normales, pero no lo suficientemente alto como para que sea considerado diabetes. En este estadio, dicho trastorno significa que el paciente está en riesgo de tener una diabetes tipo 2, pero la progresión es evitable.
Para el paciente con prediabetes, poner en práctica un estilo de vida saludable puede ayudar en gran manera a disminuir el nivel de azúcar en sangre hasta alcanzar niveles normales o evitar que aumenten hasta ser considerados diabetes tipo 2.
En cuanto a si es posible retroceder de un estado prediabético a valores normales de glucosa en sangre, sí es posible si se es estricto en los cambios de estilo de vida y llevando a cabo una dieta sana y saludable y evitando también el estrés.
La detección y tratamiento precoz en los cambios de estilo de vida del paciente ayudan a prevenir la aparición de prediabetes y, en consecuencia, su posterior evolución a una diabetes tipo 2.
Para la elaboración de este artículo se ha contado con la colaboración de los doctores especialistas en Medicina de Familia Ana Isabel Docasar Barrera y María Ángeles Pose Vilares, del Centro de Salud Monforte de Lemos; Rafael Castellano Cerviño, del Centro de Salud Pobra de Brollón; Julio Varela Otero, del Centro de Salud A Barrela; Emilia García Basteiro, del Centro de Salud Quiroga; Margarita Gómez López, del Centro de Salud Castro R. Lea; Julio Alberto Freire Pérez, María García Lamazares, Ángel Manuel Vigo Arcas, José María Cardona Vidal, Marcelino Calviño Cerqueiro y Alejandra Rey Rañal, del Centro de Salud Los Mallos, La Coruña, y los especialistas en Medicina General Gerardo Iglesias Lobejón, César Sánchez Castro, Francisco Carrera Guerreiro y César Romero García, del Centro de Salud San Roque, en Vilagarcía de Arousa.
El estilo de vida puede evitar el paso de prediabetes a diabetes tipo 2
Clara Simón
4 de diciembre 2018. 9:52 am