Con motivo de la celebración del
Día Mundial del Asma, los expertos recuerdan que esta patología, lejos de ir disminuyendo, ha crecido en los últimos años. En España se calcula que un 5 por ciento de la población, más de 2.300.000 personas, padecen esta patología. Aunque el porcentaje aumenta al 11 por ciento si hablamos de población pediátrica. Aunque los síntomas de asma pueden ser aún más comunes.
En concreto, Isabel Urrutia Landa, neumóloga de IMQ, alerta de que la
ansiedad, el estrés y la depresión pueden desencadenar síntomas de asma. “Es lo que se conoce como psicomorbilidad. Si el desencadenante de los síntomas es una causa psicológica, es necesario su abordaje multidisciplinar, también desde ese plano de la Salud Mental”.
Además, hay otros desencadenantes a tener en cuenta. Es el caso del clima. 'Tal y como se pudo constatar hace unas semanas, con los
episodios de polvo en suspensión, calima, procedente del desierto del Sáhara. E, igualmente, la contaminación ambiental. Está claramente constatado que los días en los que se registran picos de contaminación ambiental, las personas asmáticas acuden en mayor número a los servicios de urgencias', insiste la experta.
Otro ámbito de
factores potencialmente desencadenantes de síntomas de asma es el laboral. “Se tienen identificadas más de 300 sustancias presentes en distintos ámbitos laborales que han sido catalogadas como factores potencialmente provocadores de crisis asmáticas. Profesiones como peluquero, panadero o pintor se ven afectados en algunos casos por la aparición de asma entre sus profesionales”.
Mal control de los síntomas de asma
Por otra parte, uno de los principales problemas para un control óptimo del asma es la
falta de cumplimiento terapéutico. Especialmente cuando estas personas se encuentran sin síntomas de asma.
A este respecto, Isabel Urrutia Landa, insiste en que “el objetivo del médico en el tratamiento es
mantener el control de la enfermedad. Es decir, que la persona no tenga síntomas y mantenga una función pulmonar buena, sin agudizaciones de la enfermedad. Para ello, la colaboración del paciente es esencial, para lo que es necesario un adecuado cumplimiento terapéutico. Es decir, que el paciente tome el tratamiento de base prescrito por el especialista, aunque no presente síntomas”.