Un estudio coordinado desde la Escuela Nacional de Sanidad del
Instituto de Salud Carlos III (ISCIII) y el CIBER de Epidemiología y Salud Pública (CIBERESP) del ISCIII, ha analizado las barreras que encuentran las mujeres jóvenes expuestas a la violencia machista para acceder y utilizar los servicios de ayuda. Las autoras principales del estudio, publicado en la revista '
PLOS One’, son Laura Otero García, Eva Durán Martín y Belén Sanz Barbero.
Para el estudio, las investigadoras han analizado las percepciones que tienen los/las profesionales dedicados a la prestación de servicios relacionados con la lucha contra este tipo de violencia. Mediante 17 entrevistas en profundidad, realizadas en la Comunidad de Madrid a personas que gestionan recursos de atención de servicios sociales, recursos sanitarios, fuerzas de seguridad, oficinas de la mujer y/o juventud, y asociaciones de ayuda a la violencia de género, se ha hecho un análisis cualitativo que ha
revelado distintos niveles de barreras de acceso para las mujeres jóvenes.
Barreras que encuentran las mujeres jóvenes
Los resultados señalan, por un lado, hacia barreras psicosociales, derivadas del complejo proceso de salida de una situación de violencia, y ligadas a construcciones sociales marcadas por las desigualdades de género. También hay barreras estructurales, como la
falta de recursos humanos, materiales y económicos de los centros, o a una falta de adaptación de estos servicios a las mujeres jóvenes.
Las autoras señalan, en consecuencia, que los aspectos clave para mejorar la prevención de esta violencia y el acceso a estos recursos de ayuda están relacionados tanto con las circunstancias de las jóvenes afectadas, como con el desarrollo de la práctica profesional que lucha contra ella, y con las capacidades de los servicios de atención. Entre otras cuestiones destacan a necesidad de
una mayor formación sociosanitaria, especialmente en Atención Primaria, para atender este tipo de violencia.
También la importancia de contar con equipos multidisciplinares, con diferentes tipos de profesionales, para abordarla con éxito. Igualmente apuntan a la relevancia de adaptar estos servicios a la realidad de las mujeres adolescentes y jóvenes, y la necesidad de consolidar protocolos de actuación para una detección y atención temprana.