Si se sigue consumiendo antibióticos al ritmo actual, Europa podría sufrir un retroceso a la era anterior a los antibióticos, cuando una infección frecuente, como una neumonía bacteriana, podía resultar fatal. No obstante, la
resistencia a los antibióticos ha sido declarada por la Organización Mundial de la Salud (OMS) como una de las
10 amenazas principales para la Salud Pública a las que se enfrenta la humanidad. Así, de acuerdo con los datos hechos públicos por el Grupo de Coordinación Interorganismos sobre Resistencia a los Antimicrobianos (IACG, por sus siglas en inglés) de las Naciones Unidas, las
enfermedades farmacorresistentes podrían causar más de 10 millones de muertes para el año 2050.
Este será uno de los temas analizados dentro del
programa de BIOSPAIN 2023, evento de referencia para el sector de la biotecnología que tendrá lugar del 26 al 28 de septiembre en Barcelona. Para profundizar sobre el tema, Manuel Cotarelo, director médico de Enfermedades Infecciosas de MSD España, explica que “nos encontramos ante un “problema de salud pública global que empeora cada año, a pesar de las reiteradas advertencias de la comunidad científica de la necesidad de frenar la progresión de estas resistencias para salvar vidas”.
Cómo evitar millones de muertes al año
Actualmente, hay cerca de 90 medicamentos en desarrollo para combatir las infecciones resistentes a los tratamientos actuales. Estos potenciales fármacos están dirigidos a combatir 17 patógenos distintos y la utilidad de muchos de ellos se está estudiando en varios de estos patógenos a la vez.
En general, las resistencias a antibióticos se pueden generar para cualquier tipo de antibiótico, especialmente si este se emplea inadecuadamente. En palabras del experto, es especialmente preocupante la selección de resistencias a antibióticos de último recurso, que se suelen utilizar en infecciones más graves y normalmente cuando no hay otra opción terapéutica adecuada. Para evitar que estas resistencias causen millones de muertes al año, es necesario acabar con el uso inadecuado de los antibióticos.
Según el análisis
existen “elevados porcentajes de resistencia a antibióticos” de última generación, como los carbapenémicos (antibióticos de amplio espectro), en varios países europeos. La conclusión de este documento es clara: las resistencias a los antibióticos continúan aumentando en el viejo continente. Los expertos que rubrican el informe señalan que, a pesar de que la mayoría de los países han adoptado planes de acción nacionales para combatir la resistencia a los antimicrobianos, el desafío que se plantea en el horizonte es garantizar que estos cuenten con un apoyo de alto nivel y una financiación sólida.