El proyecto HAPPY PATIENT evaluó una serie de intervenciones llevadas a cabo en cuatro ámbitos sanitarios: Atención Primaria, Urgencias y Emergencias, farmacias y residencias de personas mayores
24 de noviembre 2023. 1:18 pm
Uno de los grandes retos sanitarios al que ya nos estamos enfrentando es el de las resistencias antimicrobianas. Según los datos del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, cerca de 35.000 personas fallecen solo en Europa por esta razón y la OMS…
Uno de los grandes retos sanitarios al que ya nos estamos enfrentando es el de las resistencias antimicrobianas. Según los datos del Centro Europeo para el Control y Prevención de Enfermedades, cerca de 35.000 personas fallecen solo en Europa por esta razón y la OMS advierte que de seguir en esta línea en el año 2050 será una de las principales causas de mortalidad. En la lucha contra estas resistencias, una de las estrategias más importantes pasa por la reducción en la prescripción inadecuada de antibióticos.
Abordando esta línea de actuación se planteó un proyecto, uno de los más ambiciosos que se han llevado a cabo en Europa y cofinanciado por la Comisión Europea, HAPPY PATIENT. Su objetivo fue el de comprobar si era posible mejorar el uso correcto de los antibióticos y después de tres años, se han presentado sus resultados. Y la conclusión principal es que es posible conseguirlo con una intervención fácil, sencilla y pragmática.
Estudio en cinco países y en cuatro ámbitos sanitarios
El proyecto HAPPY PATIENT evaluó una serie de intervenciones llevadas a cabo en cuatro ámbitos sanitarios: Atención Primaria, Urgencias y Emergencias, farmacias y residencias de personas mayores. Estas se llevaron a cabo entre 2022 y 2023 en cinco países europeos. En cuatro de ellos –España, Polonia, Francia y Grecia–, el uso de antibióticos estaba entre los más elevados de todo el conjunto europeo. El quinto país, Lituania, tenía unas tasas por debajo de la media. Se buscaba de esta forma ver si estas intervenciones eran efectivas en cualquier contexto.
“No podemos olvidar que las resistencias microbianas se dan con mayor frecuencia en aquellos países que hacen un mayor consumo de antibióticos. Es algo que se ve con todos los gérmenes”, explicó durante la presentación de los resultados Carl Llor, coordinador del proyecto, médico de familia e investigador del IDIAP Jordi Gol, quien explicó cómo la situación ha mejorado en España, pasando de estar entre los cinco países que más antibióticos consumían a estar ahora mismo en la octava posición.
En total participaron en el proyecto inicialmente 407 profesionales, siendo finalmente 345 los que completaron las dos fases en que se dividió el mismo. Para poder evaluar adecuadamente el impacto de las actuaciones llevadas a cabo se realizó un primer registro donde se recogieron todas las infecciones sospechosas, así como sus síntomas, diagnósticos y la prescripción de antibióticos, y en el caso de las farmacias los consejos y verificaciones de seguridad. Tras este registro se ejecutó una intervención en la que se dieron a conocer los datos del registro y se discutió entre todos los profesionales los problemas que se encontraron, además de impartir un taller de habilidades comunicativas. Al finalizar estas intervenciones, se procedió a un segundo registro para comparar las cifras.
Mejoras en la Atención Primaria y Urgencias, pero no en las residencias
Lo que los investigadores pudieron constatar es que estas intervenciones en el ámbito de la Atención Primaria supusieron una reducción del 9,7 % de las prescripciones innecesarias de antibióticos y en un 0,8 % en el caso de las Urgencias. También se evaluó si se mejoraba en la prescripción de antibióticos de primera línea, aunque en este caso el resultado fue negativo, ya que hasta en un 28,5 % de los casos en la Atención Primaria no se usaron estos antibióticos de primera línea y en el caso de las Urgencias esto fue del 2,9 %.
“Sin embargo, en esto hemos de puntualizar que hubo un factor externo, que fue la guerra de Ucrania y Rusia, que se tradujo en un desabastecimiento de los antibióticos de primera línea, lo que impidió que se pudieran usar de una forma adecuada”, puntualizó Llor. En el caso de España, los investigadores han destacado que se ha obtenido uno de los resultados más prometedores del proyecto, con una disminución muy significativa de la prescripción inapropiada de antibióticos en el ámbito de Urgencias y Emergencias, reduciéndose en un 16,5 % la prescripción innecesaria y un 17,4 % la errónea.
En donde los resultados no fueron positivos fue en el ámbito de las residencias, que no solo no mejoraron, sino que incluso llegaron a empeorar de forma significativa, al incrementarse en un 4,5 % la prescripción innecesaria y en un 25,1 % el uso de antibióticos que no eran de primera línea. “En esto quizás hemos de valorar que se trata de un contexto muy complejo, con una alta rotación de profesionales y la falta de médicos de Atención Primaria. También centramos nuestra actuación en las enfermeras, buscando su empoderamiento, cuando no son ellas quienes recetan”, explicó Carl Llor, señalando la necesidad de intervenciones más específicas en este ámbito.
Asimismo, se analizó en este proyecto el papel de la farmacia, no tanto como prescriptores, ya que no tienen este rol, sino como facilitadores de información para un mejor empleo de los antibióticos. Se puedo ver así que, tras la intervención, los consejos de seguridad aumentaban en un 18 % y los consejos generales en un 17 %.
Impacto económico importante
Una de las líneas de investigación del proyecto se centró en ver cuál era el impacto económico de estas intervenciones. “Para ello, después de analizar los datos de los países en los que realizamos la intervención, hicimos dos proyecciones. Una de ellas que llamamos realista, y en la que usamos la media de lo observado en los cinco países, y la otra que llamamos optimista y basada en los mejores resultados obtenidos”, explicó Beatriz González, catedrática de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria y experta en Economía de la Salud y Políticas Públicas.
La proyección de los datos en el escenario realista estimó una reducción en el consumo de antibióticos de 23 millones de prescripciones sobre los 238 millones que se calcula que hay en el conjunto de toda Europa. Esto generaría un ahorro de 114 millones de euros. En el optimista, la reducción ascendería a 47 millones de prescripciones y un ahorro de 385 millones.
“Estos datos muestran cómo esta intervención es una forma de luchar contra estas resistencias antimicrobianas y que sería interesante su aplicación en el ámbito de toda Europa, quizás de manera secuencial y con un organismo internacional que le diera apoyo”, añadió González.