Aunque los datos varían según las series publicadas, en 1/3000 embarazos puede haber un cáncer de mama, que es el proceso oncológico más frecuente en la mujer gestante. Su diagnóstico se realiza en estadios más tardíos. Juan Antonio León, jefe de Sección de Ginecología y Obstetricia del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, explica a El Médico Interactivo que su incidencia va en aumento, debido a dos hechos que están directamente relacionados: por una parte, el retraso en la edad de inicio de la maternidad, por lo que las gestantes con más de 40 años han pasado del 3 al 6% en la última década, y, por otra, estudios recientes muestran que la incidencia de cáncer de mama en mujeres jóvenes está aumentando.
Por eso, el embarazo en una mujer que ha tenido o tiene cáncer de mama debe de catalogarse de alto riesgo y, por tanto, “el control prenatal y la planificación del parto se debe realizar en un centro de referencia que garantice un enfoque multidisciplinario, donde estén presentes oncólogos, obstetras, neonatólogos y cirujanos, entre otros”, detalla el especialista, quien asegura que tras el diagnóstico es fundamental conocer el estadio oncológico, la diversidad histológica, los marcadores asociados y enfocar el abordaje terapéutico. Según el ginecólogo, la edad gestacional al diagnóstico es relevante en cuanto a las posibles repercusiones del tratamiento sobre el feto y el control fetal, centrado en controlar el crecimiento fetal, la aparición de insuficiencia placentaria o de malformaciones asociadas a algunos tipos de quimioterapia.
El momento del parto debe ser valorado según el protocolo de tratamiento oncológico, la edad gestacional y la maduración fetal, con el objetivo de evitar los riesgos de morbimortalidad añadidos por la prematuridad, por lo que debe intentarse alcanzar un embarazo a término. Para la finalización del embarazo y tomando en cuenta el estadio tumoral, en los casos más incipientes se recomienda la inducción del parto y el intento de alcanzar un parto vaginal.
Tratamiento quimioterápico
En estos casos, la paciente no debe recibir ningún tratamiento quimioterápico, al menos en las últimas tres semanas previas al parto para evitar problemas relacionados con la supresión hematopoyética (hemorragia, infección, anemia) tanto en la madre como en el feto, así como las potenciales complicaciones de sepsis y muerte. Además, “es necesario revisar siempre la placenta tras el parto para descartar metástasis,que se han descrito en algunas pacientes”.
El diagnóstico del cáncer de mama durante el embarazo es un evento dramático que plantea grandes dilemas e incertidumbres en la paciente y su familia. Por ello, es importante también que la paciente tenga soporte psicológico adecuado.
El especialista hace hincapié en tener en cuenta los cambios fisiológicos que se producen en la mama durante la gestación, así como la secreción por el pezón pueden enmascarar la clínica del cáncer de mama y producir un retraso en el diagnóstico de esta enfermedad.
La presentación clínica más frecuente es un nódulo palpable no doloroso. Por eso, es imprescindible profundizar en el estudio de todo nódulo mamario de reciente aparición durante la gestación o puerperio que persista más de dos semanas. “Aunque se estima que el 70-80% de las masas detectadas durante la gestación son benignas la confirmación mediante pruebas de imagen y/o estudio histológico es necesaria”, apunta el ginecólogo del Hospital Gregorio Marañón.
Lactancia
Respecto a la lactancia, las pacientes deben ser advertidas de que muchas drogas citotóxicas pueden secretarse por la leche materna y exponer así al feto a esos fármacos, por lo que no está recomendada durante la quimioterapia.
Tras el parto, se continuará con el tratamiento oncológico. En el caso de que la finalización de la gestación sea mediante cesárea, el inicio del tratamiento oncológico se reiniciará una semana después de la cirugía.
Con respecto al tratamiento quimioterápico, hay que tener en cuenta que en el periodo previo a las 12 semanas es el momento de mayor susceptibilidad en el que pueden aparecer desde la pérdida fetal a posibles anomalías asociadas. Existen medicaciones totalmente contraindicadas, como ejemplo el metrotrexate que debe evitarse durante todo el embarazo por su lenta eliminación del tercer espacio (líquido amniótico) y su potencial efecto abortivo y teratogénico.
Pero antes de plantearse un embarazo, hay que considerar que algunos tratamientos se pueden asociar a toxicidad sobre el ovario, por lo que debe de considerarse uno u otro protocolo terapéutico en función de los deseos gestacionales. De igual forma, tras el uso de algunos fármacos no se recomienda a la paciente quedarse embarazada en los siguientes 6-12 meses.
El seguimiento del embarazo en una mujer con cáncer de mama debe ser multidisciplinar
Juan Antonio León, jefe de Sección de Ginecología y Obstetricia del Hospital Gregorio Marañón, de Madrid, ha concedido una entrevista a El Médico Interactivo
Clara Simón
26 de noviembre 2018. 10:27 am