Durante el 20º Simposio Internacional de Cardiopatía Isquémica y Críticos Cardiovasculares se ha recordado que el cardiogénico, a pesar de los avances terapéuticos, presenta una mortalidad hospitalaria en torno al 40-50%
El 20º Simposio Internacional de Cardiopatía Isquémica y Críticos Cardiovasculares se celebra los días 5 y 6 de mayo en Santander. Entre otros asuntos, durante el encuentro se repasarán las últimas novedades en shock cardiogénico. Esta es una situación clínica de riesgo vital extremo que…
El 20º Simposio Internacional de Cardiopatía Isquémica y Críticos Cardiovasculares se celebra los días 5 y 6 de mayo en Santander. Entre otros asuntos, durante el encuentro se repasarán las últimas novedades en shock cardiogénico. Esta es una situación clínica de riesgo vital extremo que sucede cuando el corazón es incapaz de bombear la cantidad necesaria de sangre requerida por el organismo. De no revertirse de forma precoz, conduce a la muerte del paciente.
Actualmente, en
Europa, se producen al año unos 60.000-70.000 casos de shock cardiogénico. A pesar de los avances terapéuticos, sigue presentando una mortalidad hospitalaria muy elevada, en torno al 40-50 por ciento.
A este respecto opinaba Ana Viana Tejedor, cardióloga del Hospital Universitario Clínico San Carlos de Madrid. “La causa más frecuente de shock cardiogénico es el
infarto agudo de miocardio, ya que entre el 5 y el 15 por ciento de estos se complican con shock cardiogénico”. No obstante, hay otras causas menos frecuentes como la miocarditis, las arritmias o las valvulopatías descompensadas.
Tratamiento del shock cardiogénico
El tratamiento fundamental de estos pacientes es la revascularización. Es decir, restablecer el riesgo sanguíneo en las arterias coronarias percutánea o quirúrgica. También suelen necesitar soporte respiratorio, renal y hemodinámico mediante fármacos vasoactivos. “Cuando estos tratamientos no son suficiente, recurrimos a los
dispositivos de soporte circulatorio”, explicaba Viana Tejedor.
El más utilizado desde los años 90 es el balón de contrapulsación. Su función principal es reducir la postcarga del ventrículo izquierdo, mejorando discretamente el gasto cardiaco.
En la última década se han desarrollado otros dispositivos de soporte circulatorio, como el Impella y la membrana de oxigenación extracorpórea (ECMO). Estos dos dispositivos son los más utilizados en España y permiten suplir de forma parcial o casi en su totalidad la función del corazón.
No obstante, no todos los centros disponen de estos dispositivos, puesto que su implantación y manejo de las complicaciones asociadas, requiere de especialistas con formación en cuidados críticos cardiológicos. Es por ello que es
fundamental que los hospitales se organicen en redes de asistencia al shock. De esta forma, los pacientes más graves pueden derivados a hospitales de referencia.