La Asociación Española de Cirujanos (AEC), en colaboración con Takeda, ha impartido una formación para cirujanos en laparoscopia en cirugía hepatobilio-pancreática y esófago-gástrica maligna
27 de marzo 2017. 4:03 pm
El empleo de la laparoscopia en cirugías como la hepática o la del cáncer gástrico, tiene aún un bajo porcentaje de implantación en España y a nivel internacional, según la Asociación Española de Cirujanos (AEC). Esto se debe a múltiples factores, entre ellos la anatomía…
El empleo de la laparoscopia en cirugías como la hepática o la del cáncer gástrico, tiene aún un bajo porcentaje de implantación en España y a nivel internacional, según la Asociación Española de Cirujanos (AEC). Esto se debe a múltiples factores, entre ellos la anatomía y localización de estos órganos, la complejidad del proceso quirúrgico y la potencial aparición de complicaciones. Sin embargo, el uso de una técnica mínimamente invasiva en estas operaciones tiene múltiples ventajas, ya que permite una visión aumentada con imágenes de alta calidad, y consigue que el paciente tenga una recuperación más rápida y menos dolorosa.
La Asociación Española de Cirujanos (AEC) ha puesto en marcha, en colaboración con Takeda, el Curso On-line en Cirugía Mínimamente Invasiva, que se ha celebrado recientemente en el Hospital Universitario Virgen del Rocío (Sevilla). 'Las cirugías que más han tardado en hacerse por laparoscopia son la cirugía hepatobiliar y la cirugía del cáncer gástrico y esófago. En estas cirugías, el porcentaje de empleo de laparoscopia aún es bajo, y por ello, dado el interés creciente en aprender esta técnica, la AEC quiere formar a cirujanos expertos en este tipo de tecnología', señala Salvador Morales, Vicepresidente primero de la Asociación Española de Cirujanos (AEC) y uno de los directores del curso.
Más de 200 cirujanos de toda España, Portugal y Latinoamérica han seguido vía streaming la formación, y 10 especialistas han participado presencialmente. Durante el curso se han llevado a cabo tres cirugías en directo: una resección hepática, una cirugía de cáncer gástrico y una pancreatectomía, todas ellas realizadas por laparoscopia.
Morales explica que se ha tardado más en aplicar la laparoscopia en las cirugías hepatobilio-pancreáticas y esófago-gástricas debido a su complejidad. 'Son anatomías complejas: el parénquima hepático puede sangrar mucho, el páncreas es muy propenso a desarrollar una fístula y en la cirugía del cáncer gástrico es muy complejo realizar una linfadenectomía adecuada, es decir extirpar todos los ganglios donde puede haberse diseminado el tumor primario', explica. En el caso del páncreas además 'la anatomía que hay alrededor de la zona es realmente compleja, y hay que liberar e identificar bien los territorios anatómicos para tener muy claro dónde estamos trabajando'.